TIEMPO PASCUAL
MIÉRCOLES DE SEMANA
III
Propio del Tiempo. Salterio III
18 de abril
OFICIO DE LECTURA
INVITATORIO
Si ésta es la primera oración del día:
V.
Señor abre mis
labios
R.
Y mi boca
proclamará tu alabanza
Se añade el Salmo del Invitatorio con la siguiente antífona:
Ant.
Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.
Si antes se ha rezado ya alguna otra Hora:
V.
Dios mío, ven
en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén. Aleluya.
Himno: OFREZCAN LOS CRISTIANOS
Ofrezcan los cristianos
ofrendas de alabanza
a gloria de la Víctima
propicia de la Pascua.
Cordero sin pecado
que a las ovejas salva,
a Dios y a los culpables
unió con nueva alianza.
Lucharon vida y muerte
en singular batalla,
y, muerto el que es la Vida,
triunfante se levanta.
Rey vencedor, apiádate
de la miseria humana
y da a tus fieles parte
en tu victoria santa. Amén.
SALMODIA
Ant 1.
La misericordia y la fidelidad te preceden, Señor. Aleluya.
Salmo 88, 2-38 I - HIMNO AL DIOS FIEL A LAS PROMESAS HECHAS A DAVID
Cantaré eternamente las misericordias del Señor,
anunciaré tu fidelidad por todas las edades.
Pues dijiste: «Cimentado está por siempre mi amor,
asentada más que el cielo mi lealtad.»
Sellé una alianza con mi elegido,
jurando a David, mi siervo:
«Te fundaré un linaje perpetuo,
edificaré tu trono para todas las edades.»
El cielo proclama tus maravillas, Señor,
y tu fidelidad, en la asamblea de los ángeles.
¿Quién sobre las nubes se compara a Dios?
¿Quién como el Señor entre los seres divinos?
Dios es temible en el consejo de los ángeles,
es grande y terrible para toda su corte.
Señor de los ejércitos, ¿quién como tú?
El poder y la fidelidad te rodean.
Tú domeñas la soberbia del mar
y amansas la hinchazón del oleaje;
tú traspasaste y destrozaste a Rahab,
tu brazo potente desbarató al enemigo.
Tuyo es el cielo, tuya es la tierra;
tú cimentaste el orbe y cuanto contiene;
tú has creado el norte y el sur,
el Tabor y el Hermón aclaman tu nombre.
Tienes un brazo poderoso:
fuerte es tu izquierda y alta tu derecha.
Justicia y derecho sostienen tu trono,
misericordia y fidelidad te preceden.
Dichoso el pueblo que sabe aclamarte:
caminará, ¡oh Señor!, a la luz de tu rostro;
tu nombre es su gozo cada día,
tu justicia es su orgullo.
Porque tú eres su honor y su fuerza,
y con tu favor realzas nuestro poder.
Porque el Señor es nuestro escudo,
y el Santo de Israel nuestro rey.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant.
La misericordia y la fidelidad te preceden, Señor. Aleluya.
Ant 2.
El Hijo de Dios nació según la carne de la estirpe de David. Aleluya.
Salmo 88, 2-38 II
Un día hablaste en visión a tus amigos:
«He ceñido la corona a un héroe,
he levantado a un soldado sobre el pueblo.»
Encontré a David, mi siervo,
y lo he ungido con óleo sagrado;
para que mi mano esté siempre con él
y mi brazo lo haga valeroso;
no lo engañará el enemigo
ni los malvados lo humillarán;
ante él desharé a sus adversarios
y heriré a los que lo odian.
Mi fidelidad y misericordia lo acompañarán,
por mi nombre crecerá su poder:
extenderé su izquierda hasta el mar,
y su derecha hasta el Gran Río.
Él me invocará: «Tú eres mi padre,
mi Dios, mi Roca salvadora»;
y yo lo nombraré mi primogénito,
excelso entre los reyes de la tierra.
Le mantendré eternamente mi favor,
y mi alianza con él será estable;
le daré una posteridad perpetua
y un trono duradero como el cielo.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant.
El Hijo de Dios nació según la carne de la estirpe de David. Aleluya.
Ant 3.
Juré una vez a David, mi siervo: «Tu linaje será perpetuo.» Aleluya.
Salmo 88, 2-38 III
Si sus hijos abandonan mi ley
y no siguen mis mandamientos,
si profanan mis preceptos
y no guardan mis mandatos,
castigaré con la vara sus pecados
y a latigazos sus culpas;
pero no les retiraré mi favor
ni desmentiré mi fidelidad,
no violaré mi alianza
ni cambiaré mis promesas.
Una vez juré por mi santidad
no faltar a mi palabra con David:
«Su linaje será perpetuo,
y su trono como el sol en mi presencia,
como la luna, que siempre permanece:
su solio será más firme que el cielo.»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant.
Juré una vez a David, mi siervo: «Tu linaje será perpetuo.» Aleluya.
V.
Dios resucitó a Cristo de entre los muertos. Aleluya.
R.
Para que nuestra fe y esperanza se centren en Dios. Aleluya.
PRIMERA LECTURA
De los Hechos de los apóstoles 9, 23-43
SAULO EN JERUSALÉN. MILAGROS DE PEDRO
Después que transcurrieron muchos días, resolvieron los judíos quitar la
vida a Saulo. Pero sus planes llegaron a conocimiento de Saulo. Y como día
y noche vigilaban las puertas de la ciudad con el objeto de darle muerte,
sus discípulos lo tomaron una noche y lo bajaron por la muralla,
descolgándolo en una espuerta. Así, llegó a Jerusalén y allí quiso
juntarse con los discípulos; pero todos recelaban de él, pues creían que
no era en verdad un discípulo. Por fin Bernabé lo tomó consigo y lo llevó
a presencia de los apóstoles. Con todo detalle les refirió cómo Saulo
había visto al Señor en el camino y cómo éste le había hablado; les contó
además cómo Saulo había predicado en Damasco con toda valentía en el
nombre de Jesús.
Quedóse, pues, Saulo con ellos en Jerusalén y predicaba con toda
intrepidez en el nombre del Señor. Hablaba también y discutía con los
judíos helenistas, hasta que éstos resolvieron quitarle la vida. Enterados
de ello los hermanos, lo llevaron a Cesárea, y de allí lo enviaron a
Tarso.
Mientras tanto, la Iglesia disfrutaba de paz en toda Judea, Galilea y
Samaría, y se edificaba y progresaba en el temor del Señor y estaba llena
del consuelo del Espíritu Santo. Pedro, que recorría los diversos lugares,
llegó una vez a los fieles que moraban en Lida. Allí encontró a un hombre,
llamado Eneas, que era paralítico y llevaba ocho años tendido en cama.
Pedro le dijo:
«Eneas: Jesús, el Mesías, te devuelve la salud. Levántate y arregla tú
mismo la cama.»
Y al instante se levantó. Lo vieron todos los habitantes de Lida y de
Sarón, y se convirtieron al Señor.
Había en Joppe una discípula, llamada Tabita -nombre que quiere decir
«Gacela»-, que se dedicaba enteramente a las obras de piedad y a hacer
limosnas. En aquellos días, cayó enferma y murió. Lavaron su cuerpo y lo
colocaron en la habitación superior de la casa. Como Lida está cerca de
Joppe, los discípulos, enterados de que Pedro estaba allí, le enviaron dos
hombres con este recado:
«Ven aquí sin tardar.»
Pedro se puso al instante en camino y se fue con ellos. Apenas llegado
allá, le hicieron subir a la habitación superior, donde acudieron todas
las viudas llorando y mostrándole las túnicas y mantos que en vida les
hiciera Tabita. Pedro hizo salir a todos, se puso de rodillas e hizo
oración; después, volviéndose hacia el cadáver, exclamó:
«Tabita, levántate.»
Abrió ella los ojos y, al ver a Pedro, sé incorporó. Él le dio la mano, y
la ayudó a ponerse en pie. Y, llamando a los fieles y a las viudas, se la
devolvió con vida. Todo Joppe se enteró del hecho, y muchos creyeron en el
Señor. Pedro se quedó bastantes días en Joppe, en casa de un curtidor,
llamado Simón.
RESPONSORIO Jn 14, 12. 13
R. El
que crea plenamente en mí * hará las mismas obras que yo hago. Aleluya.
V.
Cuanto pidáis en mi nombre yo lo concederé, para que el Padre sea
glorificado en el Hijo.
R. Hará
las mismas obras que yo hago. Aleluya.
SEGUNDA LECTURA
De la Apología primera de san Justino,
mártir, en favor de los cristianos
(Cap. 61: PG 6, 419-422)
EL BAÑO DE REGENERACIÓN
Vamos ahora a explicar cómo nos consagramos a Dios los renovados por
Cristo.
A todos los que han aceptado como verdadero lo que les hemos enseñado y
explicado, y se han comprometido a vivir según estas enseñanzas, se los
exhorta a que pidan perdón a Dios de los pecados cometidos, con oraciones
y ayunos, y nosotros nos unimos también a sus oraciones y ayunos.
Después los conducimos hasta el lugar donde se halla el agua bautismal, y
allí son regenerados del mismo modo que lo fuimos nosotros, es decir,
recibiendo el baño de agua en el nombre del Padre, Dios y Señor de todos,
y de nuestro salvador Jesucristo y del Espíritu Santo.
Jesucristo dijo, en efecto: El que no nace de nuevo no podrá entrar en el
reino de los cielos. Y para todos es evidente que no es posible que, una
vez nacidos, volvamos a entrar en el seno materno.
También el profeta Isaías nos enseña de qué manera apartan de sí el pecado
los que han faltado y se arrepienten. He aquí sus palabras: Lavaos,
purificaos, apartad de mi vista vuestras malas acciones. Cesad de obrar
mal, aprended a obrar bien; buscad lo que es justo, haced justicia al
oprimido, defended al huérfano, proteged a la viuda. Entonces, venid, y
litigaremos -dice el Señor-. Aunque vuestros pecados sean como la grana,
blanquearán como la nieve; aunque sean rojos como escarlata, quedarán
blancos como lana. Pero, si no sabéis obedecer, la espada os comerá. -Lo
ha dicho el Señor-.
Los apóstoles nos explican la razón de todo esto. En nuestra primera
generación, fuimos engendrados de un modo inconsciente por nuestra parte y
por una ley natural y necesaria, por la acción del germen paterno en la
unión de nuestros padres, y sufrimos la influencia de costumbres malas y
de una instrucción desviada. Mas, para que tengamos también un nacimiento,
no ya fruto de la necesidad natural e inconsciente, sino de nuestra libre
y consciente elección, y consigamos por el agua el perdón de los pecados
anteriormente cometidos, se pronuncia sobre aquel que quiere ser
regenerado y está arrepentido de sus pecados el nombre del Padre, Señor y
Dios de todos; y éste es el único nombre que aplicamos a Dios, al llevar a
la piscina bautismal al que va a ser bautizado.
Nadie hay, en efecto, que pueda llamar por su nombre propio al Dios
inefable, y, si alguien se atreviese a decir que puede ser capaz de ello,
daría pruebas de una locura sin remedio.
Este baño se llama iluminación, porque son iluminadas las mentes de los
que aprenden estas cosas. Pero, además, el que es iluminado es también
lavado en el nombre de Jesucristo (que fue crucificado bajo el poder de
Poncio Pilato), y en el nombre del Espíritu Santo, que anunció de
antemano, por boca de los profetas, todo lo referente a Jesús.
RESPONSORIO Jn 3, 5-6
R. Jesús
dijo a Nicodemo: «Yo te lo aseguro: * el que no nazca de agua y de
Espíritu no puede entrar en el reino de Dios.» Aleluya.
V. Lo
que de la carne nace carne es, y lo que nace del espíritu espíritu es.
R. El
que no nazca de agua y de Espíritu no puede entrar en el reino de Dios.
Aleluya.
ORACIÓN.
OREMOS,
Protege, Señor, a tu pueblo y, ya que le has dado la gracia de la fe,
concédele la participación eterna en la resurrección de tu Hijo. Él, que
vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los
siglos de los siglos.
Amén
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al Señor.
R. Demos
gracias a Dios.
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