¡Alégrate,
el Señor está contigo!
EVANGELIO DEL DÍA
Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de Vida eterna. Jn 6, 68
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Domingo, 21 de Abril de 2024
DOMINGO CUARTO DE PASCUA
Hechos 4, 8-12 / 1 Juan 3, 1-2
/ Juan 10, 11-18
Salmo Responsorial, Sal 117, 1. 8-9. 21-23. 28-29
R/. “Den gracias al Señor, porque es bueno,
porque es eterno su amor"
Santoral:
San Anselmo, obispo y Doctor de la Iglesia,
San Fidel de Sigmaringa,
presbítero y mártir
LECTURAS DEL DOMINGO 21 DE ABRIL DE 2024
DOMINGO CUARTO DE PASCUA
No existe otro Nombre
por el cual podamos salvarnos
Lectura de los Hechos de los Apóstoles
4, 8-12
En aquellos días:
Pedro, lleno del Espíritu Santo, dijo: «Jefes del
pueblo y ancianos, ya que hoy se nos pide cuenta
del bien que hicimos a un enfermo y de cómo fue
sanado, sepan ustedes y todo el pueblo de Israel:
este hombre está aquí sano delante de ustedes por
el Nombre de nuestro Señor Jesucristo de Nazaret,
al que ustedes crucificaron y Dios resucitó de
entre los muertos.
Él es la piedra que ustedes, los constructores,
han rechazado, y ha llegado a ser la piedra
angular. Porque, en ningún otro existe la
salvación, ni hay bajo el cielo otro Nombre dado a
los hombres por el cual podamos salvarnos».
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL 117, 1. 8-9. 21-23. 28-29
R.
Den gracias al Señor, porque es bueno,
porque es eterno su amor.
¡Den gracias al Señor, porque es bueno,
porque es eterno su amor!
Es mejor refugiarse en el Señor
que fiarse de los hombres;
es mejor refugiarse en el Señor
que fiarse de los poderosos.
R.
Yo te doy gracias porque me escuchaste
y fuiste mi salvación.
La piedra que desecharon los constructores
es ahora la piedra angular.
Esto ha sido hecho por el Señor
y es admirable a nuestros ojos.
R.
¡Bendito el que viene en Nombre del Señor!
Nosotros los bendecimos desde la Casa del Señor:
Tú eres mi Dios, y yo te doy gracias;
Dios mío, yo te glorifico.
¡Den gracias al Señor, porque es bueno,
porque es eterno su amor.
R.
Veremos a Dios tal cual es
Lectura de la primera carta de san Juan
3, 1-2
Queridos hermanos:
¡Miren cómo nos amó el Padre!
Quiso que nos llamáramos hijos de Dios,
y nosotros lo somos realmente.
Si el mundo no nos reconoce,
es porque no lo ha reconocido a él.
Queridos míos, desde ahora somos hijos de Dios,
y lo que seremos no se ha manifestado todavía.
Sabemos que cuando se manifieste,
seremos semejantes a El,
porque lo veremos tal cual es.
Palabra de Dios.
EVANGELIO
El buen Pastor da su vida por las ovejas
X
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo
según san Juan
10, 11-18
Jesús dijo:
«Yo soy el buen Pastor.
El buen Pastor da su vida por las ovejas.
El asalariado, en cambio, que no es el pastor
y al que no pertenecen las ovejas,
cuando ve venir al lobo
las abandona y huye,
y el lobo las arrebata y las dispersa.
Como es asalariado,
no se preocupa por las ovejas.
Yo soy el buen Pastor:
conozco a mis ovejas,
y mis ovejas me conocen a mí
-como el Padre me conoce a mí
y Yo conozco al Padre-
y doy mi vida por las ovejas.
Tengo, además, otras ovejas
que no son de este corral
y a las que debo también conducir:
ellas oirán mi voz,
y así habrá un solo rebaño
y un solo Pastor.
El Padre me ama
porque Yo doy mi vida
para recobrarla.
Nadie me la quita,
sino que la doy por mí mismo.
Tengo el poder de darla
y de recobrarla:
éste es el mandato que recibí de mi Padre».
Palabra del Señor.
Reflexión
NUESTRA RESPUESTA AL BUEN PASTOR
1.- Yo soy el buen Pastor. El buen pastor
da la vida por sus ovejas… las conozco y las mías
me conocen… tengo además otras ovejas que no son
de este redil; también a esas las tengo que
atraer, y escucharán mi voz, y habrá un solo
rebaño, un solo Pastor. Para todos nosotros, los
cristianos, es evidente que Cristo es nuestro buen
pastor. Eso no lo dudamos nadie y no es necesario
insistir en ello. La pregunta que debemos hacernos
cada uno de nosotros hoy, yo creo que debe ser:
¿yo vivo y me comporto realmente como oveja del
rebaño de Cristo? Es decir: ¿realmente vivo para
los demás?; ¿estaría dispuesto a dar mi vida por
ellos?; ¿trato de conocer al prójimo con el que
convivo?; ¿me preocupo, en la medida en la que me
es posible, de otras personas con las que no
convivo, pero sé que necesitan mi ayuda?
Espontáneamente, todos vivimos para nosotros
mismos, antes que para los demás. Probablemente,
esto es algo irremediable, porque nos impulsa a
ello nuestro egoísmo original y nuestras
tendencias irremediables a cuidarnos a nosotros
mismos. Pero, junto a este egoísmo original y a
nuestra tendencia natural a cuidarnos a nosotros
mismos, debe estar siempre ahí nuestra voluntad
cristiana de hacer todo lo posible por los demás.
No sólo por los familiares, amigos y personas más
conocidas, sino por toda persona que necesite de
nuestra ayuda, sea una ayuda presencial, o,
simplemente, una ayuda a distancia, a través de la
oración, la limosna, o cualquier otra clase de
acción social posible. Lo que nunca puede hacer un
cristiano, un discípulo del buen Pastor, es vivir
egoístamente, sólo pensando en sí mismo, sin
atender activa y eficazmente a todas las personas
a las que él pueda ayudar, de la manera que sea.
Esta debe ser nuestra respuesta al buen Pastor:
tratar de imitarle en la medida en que podamos. No
será nunca suficiente admirar las virtudes de
Cristo como buen Pastor, si nosotros no vivimos
realmente preocupados por seguirle e imitarle,
dentro de nuestras posibilidades. En este domingo
del buen Pastor todos nosotros, los cristianos,
debemos hacer el propósito firme de hacer de
nuestra vida una vida generosa y comprometida,
religiosa y socialmente, con el mundo y sociedad
en la que vivimos. Si no lo hacemos así, no
estaremos celebrando cristianamente el domingo del
buen Pastor.
2.- La piedra que desecharon los arquitectos es
ahora la piedra angular. Este discurso que el
autor de Hechos pone en boca de Pedro, después de
que este hubiera curado a un inválido en la Puerta
Hermosa del templo de Jerusalén, va dirigido a los
jefes del pueblo y ancianos de Israel. Pedro habla
lleno del Espíritu Santo y les dice que al que
ellos crucificaron, a Jesús, es aquel a quien Dios
resucitó de entre los muertos, el único que puede
salvarnos a todos, por lo que se ha convertido en
la piedra angular que desecharon los arquitectos.
La pregunta que debemos hacernos nosotros ahora,
ante estas palabras de Pedro, y del salmo 117, es
si realmente Jesús es para nosotros la piedra
angular del edificio de nuestra fe. Jesús como
palabra de Dios, como nuestro camino, nuestra
verdad y nuestra vida espiritual. Esto es fácil
decirlo, pero es difícil vivir de acuerdo con esta
verdad, porque diariamente son otras muchas las
cosas, noticias y acontecimientos, que ocupan
nuestra atención y, en gran parte, dirigen y
gobiernan nuestra vida. Sin dejar de ser hombres y
mujeres de nuestro tiempo debemos vivir como
cristianos, ocupados y preocupados por ser fieles
en todos nuestros pensamientos, palabras y obras,
al evangelio, es decir, a la vida y al mandamiento
de Jesús.
3.- Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para
llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos!... cuando
Él se manifieste, seremos semejantes a Él, porque
lo veremos tal cual es. Seremos semejantes a
Jesús, nuestra piedra angular, y seremos
semejantes a Dios, nuestro Padre. Dios nos ha
hecho a su imagen y semejanza por amor; por tanto,
nosotros sólo por amor y en el amor, podremos
llegar a ver algún día a Dios tal cual es. Esta es
nuestra gran esperanza, nuestra esperanza
teologal, una esperanza que es la que debe
sostenernos en todos los momentos de nuestra vida.
La vida humana muchas veces es frágil, dolorosa e
ingrata, y es precisamente en estos momentos
cuando más fuerte debe mostrarse y actuar nuestra
esperanza cristiana. Sin esperanza cristiana no
puede haber vida cristiana, una esperanza cuya
alma viva debe ser el amor. El amor no puede pasar
nunca, porque si falta el amor cristiano no puede
haber esperanza cristiana, ni vida cristiana. Sólo
en el amor y por el amor podemos ser ahora
transitoriamente hijos de Dios, y sólo en el amor
y por el amor llegaremos a ver un día a Dios tal
cual es. Esta es nuestra esperanza cristiana.
Gabriel González del Estal
www.betania.es
NOS LLAMA A SEGUIRLE
1.-
Noticia gozosa.
En ningún otro existe la salvación, sólo en
Jesucristo, el Resucitado, así concluye el
discurso del apóstol Pedro en los Hechos de los
Apóstoles. Esta es la noticia gozosa que nos hace
cantar con el salmista “Dad gracias al Señor
porque es bueno, porque es eterna su
misericordia”. Grande por cierto es la
misericordia de un Dios que nos ha hecho este don
de ser hijos de Dios. Dice Juan en su Primera
Carta que “somos hijos de Dios, pero aún no se ha
manifestado lo que seremos; sabemos que, cuando se
manifieste, seremos semejantes a él, porque le
veremos tal cual es”. San Agustín comenta que “si
quieres conocer aquello a lo que serás semejante,
si quieres conocer a aquel a quien serás
semejante, mírale, si puedes. Aún no puedes.
Desconoces a aquel a quien serás semejante; en
consecuencia, desconoces en qué medida serás
semejante a él. Desconociendo todavía lo que es
él, desconoces lo que serás también tú”. Por
tanto, intenta conocer a Jesucristo, ten
experiencia personal de él y podrás imaginar cómo
será tu vida cuando estés junto a él en la
eternidad.
2.-
El verdadero guía.
La imagen del Buen Pastor es muy querida por las
primeras comunidades cristianas. El Buen Pastor
“da la vida por las ovejas". Sin haber cometido
pecado sufre la pasión por nosotros, carga con
nuestros pecados, sube al leño para curarnos. Nos
defiende de todo peligro, no perecemos y nadie
puede arrebatarnos de su mano. No hay otro guía
que nos conduzca por verdes praderas y nos dé la
vida eterna. Preguntémonos, ¿a quién seguimos?,
¿quién es nuestro pastor?, ¿qué voces seguimos? El
Señor nos advierte sobre los falsos pastores, que
se aprovechan del pueblo, se apacientan a sí
mismos. Por sus frutos les conoceréis…
3.-
Dios sigue
llamando.
Celebramos la Jornada Mundial de Oración por las
Vocaciones, con el lema “Tienes una llamada,
extraído del mensaje del Papa para la Jornada.
Dios sigue llamando a los jóvenes, la vocación de
especial consagración es una alternativa de vida
apasionante, que nada tiene que envidiar a la que
ofrecen las mejores compañías del mundo. Con la
metáfora del mundo empresarial, se avisa a los
jóvenes de que pueden recibir la llamada del
“jefe” más importante del mundo, que les ofrece
trabajar en una “compañía” con presencia
internacional, que siempre cotiza al alza, y que
afronta desafíos para cambiar la vida de muchas
personas. Los objetivos de esta campaña son por un
lado, que los jóvenes entiendan la llamada
vocacional como algo que puede suceder en su vida,
y la vocación como un camino de vida válido. Por
otro, que la comunidad cristiana y la sociedad en
general promuevan estas vocaciones con la oración
y el acompañamiento, y finalmente de colaborar
económicamente en la formación de las vocaciones
que surjan en países de misión.
José María Martín OSA
www.betania.es
TRAS LAS HUELLAS DEL BUEN PASTOR
--No siempre,
tener los mismos sentimientos de Jesús, es fácil
--No todos los días,
brindar el corazón de Jesús como Él lo hace,
resulta cómodo
--No resulta gratificante,
en una sociedad permisiva, excesivamente hedonista
y caprichosa, indicar senderos que nos llevan a
una vida sobria o austera.
1.- Seguimos, en este tiempo de la Pascua, atónitos y
deslumbrados, por los fulgores de la Resurrección
de Cristo.
Antes de su resurrección ya nos dejó muchas pistas para que
pensáramos qué significaba ser cristianos o
discípulos suyos.
No podemos quedarnos exclusivamente en el ser buenos, en
afanarnos por un mundo mejor, en compartir algo de
lo nuestro (eso lo puede realizar cualquiera que
no sea creyente) para afirmar que nuestra vida
cristiana ya es “como Dios manda”. Hay que ir más
allá.
El Buen Pastor, Jesús, espera nuestra adhesión hacia Él. Implica
el dejarnos guiar, seducir y regir por su cayado y
por su voluntad. Tres huellas, del Buen Pastor,
nos pueden ayudar a no alejarnos de Él:
La Palabra: nos ilumina. Nos anima en tiempos de dificultades.
Nos rescata de atolladeros en los que, por
diversas circunstancias, nos hemos metido. La
Palabra del Buen Pastor es siempre segura,
certera, sabrosa. No escucharla nos lleva, en la
mayoría de los casos, a un desconocimiento total
de la personalidad y de la misión de Jesús.
La Oración: con la oración, el Buen Pastor, se relaciona
personalmente con cada uno de los miembros de su
rebaño. Con la oración, Jesús, nos señala la vía
que hemos de escoger para no perdernos en las
noches oscuras de la vida. Con la oración sentimos
la necesidad de entrar en diálogo con Aquel que
nos ama, que nos comprende y que nos quiere tal y
como somos.
La Eucaristía: sin ella, los amigos de Cristo, nos debilitamos.
El cristiano que no vive ni participa de la
eucaristía corre un serio riesgo: ser un simple
borrego. Se deja ordenar por lo dictados del
mundo. Se alimenta exclusivamente por otros
alimentos perecederos que la sociedad ofrece, para
embellecer el cuerpo o agradar el paladar, pero en
detrimento de la belleza del espíritu o del alma.
2.- En un tiempo en el que escasean tanto los líderes,
necesitamos de Alguien que presida y motive
nuestra existencia. Que nos reconozca con nuestro
propio nombre y apellidos. Que nos trate con
cierta dignidad y delicadeza. Como Jesús nada ni
nadie.
Será difícil alcanzar la meta que Jesús nos propone. Será ardua
la tarea de que, los pastores que dirigen la
Iglesia, seamos tal y como Jesús se nos mostró.
Pero siempre nos quedará el empeño de no abandonar
cuando “tantos lobos” intentan apagar la voz de la
verdad de Dios y, otras veces, arremeter contra
los pastores que –con pecados y virtudes–
intentan/intentamos orientar la vida de nuestras
comunidades cristianas.
Demos gracias al Señor, en este Domingo IV de Pascua, porque
sigue encabezando nuestro peregrinar por esta
tierra e, incluso, dando la vida por cada uno de
nosotros.
Os pedimos, en este Día del Buen Pastor, una oración por nosotros
(por los sacerdotes). Grande la misión que nos ha
encomendado el Señor, y muy frágiles en muchas
ocasiones nuestras fuerzas. Por nuestras
debilidades, pecados e inseguridades.
Javier Leoz
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