¡Alégrate,
el Señor está contigo!
EVANGELIO DEL DÍA
Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de Vida eterna. Jn 6, 68
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Domingo, 17 de Diciembre de 2023
DOMINGO TERCERO DE ADVIENTO
Isaías 61, 1-2a. 10-11 / 1 Tesalonicenses, 16-24
/ Juan 1, 6-8. 19-28
Salmo Responsorial Lc 1, 46-50. 53-54
R/. "Mi alma se regocija en mi Dios"
Santoral:
Santa Lucía y Santa Odilia
LECTURAS DEL DOMINGO 17 DE DICIEMBRE DE 2023
DOMINGO IIIº
DE ADVIENTO
Desbordo de alegría en el Señor
Lectura del libro de Isaías
61, 1-2a. 10-11
El espíritu del Señor está sobre mí,
porque el Señor me ha ungido.
Él me envió a llevar la buena noticia a los
pobres,
a vendar los corazones heridos,
a proclamar la liberación a los cautivos
y la libertad a los prisioneros,
a proclamar un año de gracia del Señor.
Yo desbordo de alegría en el Señor,
mi alma se regocija en mi Dios.
Porque Él me vistió con las vestiduras de la
salvación
y me envolvió con el manto de la justicia,
como un esposo que se ajusta la diadema
y como una esposa que se adorna con sus joyas.
Porque así como la tierra da sus brotes
y un jardín hace germinar lo sembrado,
así el Señor hará germinar la justicia y la
alabanza
ante todas las naciones.
Palabra de Dios.
SALMO
RESPONSORIAL
Lc 1, 46-50. 53-54
R.
Mi alma se regocija en mi Dios.
Mi alma canta la grandeza del Señor,
y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi
Salvador,
porque El miró con bondad la pequeñez de su
servidora.
En adelante todas las generaciones me llamarán
feliz. R.
Porque el Todopoderoso ha hecho en mí grandes
cosas:
¡su Nombre es santo!
Su misericordia se extiende de generación en
generación
sobre aquellos que lo temen. R.
Colmó de bienes a los hambrientos
y despidió a los ricos con las manos vacías.
Socorrió a Israel, su servidor,
acordándose de su misericordia.
R.
Consérvense irreprochables en todo su ser,
hasta la Venida del Señor
Lectura de la primera carta del Apóstol san Pablo
a los cristianos de Tesalónica
5, 16-24
Hermanos:
Estén siempre alegres. Oren sin cesar. Den gracias
a Dios en toda ocasión: esto es lo que Dios quiere
de todos ustedes, en Cristo Jesús. No extingan la
acción del Espíritu; no desprecien las profecías;
examínenlo todo y quédense con lo bueno. Cuídense
del mal en todas sus formas.
Que el Dios de la paz los santifique plenamente,
para que ustedes se conserven irreprochables en
todo su ser -espíritu, alma y cuerpo- hasta la
Venida de nuestro Señor Jesucristo. El que los
llama es fiel, y así lo hará.
Palabra de Dios.
EVANGELIO
En medio de ustedes hay alguien a quien no conocen
X
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo
según san Juan
1, 6-8. 19-28
Apareció un hombre enviado por Dios,
que se llamaba Juan.
Vino como testigo,
para dar testimonio de la luz,
para que todos creyeran por medio de él.
Él no era la luz, sino el testigo de la luz.
Éste es el testimonio que dio Juan, cuando los
judíos enviaron sacerdotes y levitas desde
Jerusalén, para preguntarle:
«¿Quién eres tú?»
Él confesó y no lo ocultó, sino que dijo
claramente:
«Yo no soy el Mesías».
«¿Quién eres, entonces?», le preguntaron: «¿Eres
Ellas?»
Juan dijo: «No».
«¿Eres el Profeta?»
«Tampoco», respondió.
Ellos insistieron:
«¿Quién eres, para que podamos dar una respuesta a
los que nos han enviado? ¿Qué dices de ti mismo?»
Y él les dijo:
«Yo soy una voz que grita en el desierto:
Allanen el camino del Señor,
como dijo el profeta Isaías».
Algunos de los enviados eran fariseos, y volvieron
a preguntarle: «¿Por qué bautizas, entonces, si tú
no eres el Mesías, ni Ellas, ni el Profeta?»
Juan respondió:
« Yo bautizo con agua, pero en medio de ustedes
hay alguien al que ustedes no conocen: Él viene
después de mí, y yo no soy digno de desatar la
correa de su sandalia».
Todo esto sucedió en Betania, al otro lado del
Jordán, donde Juan bautizaba.
Palabra del Señor.
Reflexión
MENSAJE DE CONSUELO Y ALEGRIA
1.-
Domingo “gaudete”.
Toda la Palabra
de Dios de hoy nos habla de alegría y esperanza.
El profeta Isaías anuncia los tiempos mesiánicos.
Se venía anunciando la figura de un gran "Ungido",
que en griego se dice "Cristo" y en hebreo
"Mesías". El hombre necesita urgentemente un
Salvador, pero un salvador que no sea ángel ni
extraterrestre, sino hombre entero y verdadero,
pero que sea también un Dios. Necesita un Salvador
que aporte luz a sus pasos inciertos, que lo cure
de muchas enfermedades, que le dé razones para
vivir, que le enseñe lo que es la vida, que entone
el himno de la libertad y de la alegría. Un
Salvador que nos diga dónde está la verdad del
hombre y de Dios. Será maestro del consuelo, dará
"buenas noticias" a los pobres y a todos los que
sufren; sus palabras llegarán al corazón de todos
los que esperan. Nadie junto a él se sentirá
triste o decaído. Hace suyos los sufrimientos de
todos. Sus palabras alientan a los pusilánimes y
hasta resucitan a los muertos. Regala a los suyos
una alegría que nada ni nadie les puede arrebatar.
Será profeta de libertades, enemigo de toda
esclavitud. Derramará la gracia generosamente,
proclamará "el año de gracia del Señor". Se dará
comienzo a un régimen de gracia, un año de gracia
que no se termina, un tiempo en que todo será
misericordia y benevolencia, júbilo y generosidad.
Dios se hace gracia por un año sin término, gracia
para siempre.
2.-
¡Estad siempre
alegres! Pablo
resume la actitud del espíritu cristiano tal como
corresponde a la voluntad de Dios: alegría,
oración y agradecimiento. "¡Alegraos
constantemente!", o sea, incluso en las horas
bajas y de sufrimiento, pues esos momentos no
afectan al fundamento en el que descansa nuestra
alegría; la certeza de la salvación en Cristo.
"Orad sin cesar". Naturalmente, no con palabras,
sino con la conciencia de la unión con Dios,
porque en el descanso del alma en Él se encuentra
precisamente la verdadera oración, sin palabras y
de pleno valor. "¡Dad gracias por todo!". Incluso
en las pruebas y sufrimiento. Aquí es donde tiene
que mostrarse la fe fuerte en que todo lo que
viene de la mano de Dios es para nuestra
salvación.
3.-
Testigo de la luz
y voz que grita en el desierto.
Juan Bautista da testimonio de su misión. Nos es
la luz, sino “testigo de la luz” ¿Puede haber
vocación más bonita? Decir a todos que no siempre
es de noche ni todo es tinieblas. Llevar un rayo
de esperanza a los corazones entristecidos. Una
sonrisa gratuita en una sociedad violenta.
Pronosticar que la verdad terminará imponiéndose.
Descubrir valores ocultos y carismas no
apreciados. Apreciar el lado bueno de las cosas y
personas. Entender que no todo es relativo.
Encontrar el sentido de la vida. Testigo de todas
las luces. Testigo del que es todo luz. Juan es
consciente de que es el instrumento que Dios
utiliza para que lleguemos a Jesucristo. Su misión
es preparar el camino al Señor ¿Puede haber una
vocación más humilde y más grande? No es Mesías,
ni profeta, ni quiere ser personaje. Es una voz,
un mensaje, una llamada. Está hecho para gritar,
para proclamar, para anunciar y para denunciar. Si
deja de hablar, se muere. Si deja de gritar, deja
de ser. Si deja de anunciar su mensaje, se
condena. Una voz, pero hija del viento, del
Espíritu. Una voz solamente, pero que no se puede
acallar, y que empezará a renovar el mundo.
¡Cuánto vale su palabra! Cuando falten estas
voces, el mundo habrá perdido su conciencia.
4.-
Tú, ¿quién eres?
Una pregunta que todos tenemos que hacernos. ¿Cuál
es nuestra verdadera vocación? No el montaje que
nos hemos preparado, o la rutina a la que nos
hemos acostumbrado, o la obligación a la que nos
sentimos forzados. ¿Quién eres?, sin caretas ni
tapujos. No lo que piensan, o dicen, o esperan de
ti. Ni lo que tú mismo has llegado quizá a
creerte. ¿Quién eres, de verdad? ¿Podrías adivinar
el nombre escrito en la piedra blanca que al fin
te darán? Ojalá puedan escribir también algo
parecido a "testigo de la luz" y "voz que grita".
Para comprender mejor la misión de Juan Bautista,
pueden tenerse en cuenta estas frases de un sermón
de San Agustín, que se leen en el Oficio de
Lectura del tercer domingo de Adviento:
"Juan era la voz, pero el Señor es la Palabra que
en el principio ya existía. Juan era una voz
provisional; Cristo, desde el principio, es la
Palabra eterna. Quita la palabra, ¿y qué es la
voz? Si no hay concepto, no hay más que ruido
vacío. La voz sin la palabra llega al oído, pero
no edifica el corazón (...). Y precisamente porque
resulta difícil distinguir la palabra de la voz,
tomaron a Juan por el Mesías. La voz fue
confundida con la palabra: pero la voz se
reconoció a sí misma, para no ofender a la
palabra. Dijo: No soy el Mesías, ni Elías, ni el
Profeta. Y cuando le preguntaron: ¿Quién eres?,
respondió: Yo soy la voz que grita en el desierto:
`Allanad el camino del Señor'. La voz que grita en
el desierto, la voz que rompe el silencio; pero
ésta no se dignará venir a donde yo trato de
introducirla, si no le allanáis el camino".
José María Martín OSA
www.betania.es
LA ALEGRÍA DEL ADVIENTO: DOMINGO “GAUDETE”
1.-
El espíritu del
Señor está sobre mí, porque el Señor me ha ungido…
Desbordo de gozo con el Señor y me alegro con mi
Dios. Tanto la
primera lectura de este domingo, del profeta
Isaías, como el salmo responsorial, y también la
segunda lectura del apóstol san Pablo, nos invitan
a la alegría espiritual. Porque la alegría
interior, la paz del alma, deben ser siempre una
característica del cristiano, ya que, estando
seguros de que Dios está con nosotros, que él es
nuestro buen pastor, nada nos puede faltar. Esto
lo podemos aplicar, por supuesto, al tiempo
litúrgico y espiritual del Adviento, aunque, como,
hemos dicho, el Adviento litúrgico sea un tiempo
de preparación y penitencia espiritual. La
penitencia y la mortificación del cristiano, en
tiempo de Adviento, son una penitencia y una
mortificación llenas de paz y esperanza, como, por
otra parte, deben ser siempre la penitencia y la
mortificación cristianas. Todos los santos fueron
personas llenas de paz y esperanza en medio de sus
penitencias y mortificaciones, porque, como dice
una frase muy conocida, un santo triste es un
triste santo. El profeta Isaías se siente enviado
por Dios para anunciar la liberación a un pueblo
sufriente y esclavo. El Dios que nos anuncia el
profeta Isaías es siempre un Dios misericordioso y
liberador, que sacará a su pueblo del destierro y
le permitirá reconstruir el templo de Jerusalén.
Esto le llena al profeta de gozo y alegría. Pues
bien, también nosotros, todos los cristianos,
podemos sentirnos ungidos por nuestro Dios y
llenos de gozo en este tiempo de Adviento, porque
sabemos que Jesús, el Dios encarnado en Belén,
vino y seguirá viniendo todos los días para
salvarnos y redimirnos Seamos cada uno de nosotros
bondadosos y misericordiosos, sobre todo con las
personas más necesitadas. Cada uno de nosotros,
los cristianos, podemos y debemos sentirnos
enviados por Dios para ser corredentores del
prójimo más necesitado, siguiendo e imitando a
nuestro Redentor, Jesús. Que vivamos este tiempo
de Adviento con verdadera alegría interior, sobre
todo practicando el bien y llevando un mensaje de
esperanza a todos los que nos necesiten
2.-
Se alegra mi
espíritu en Dios mi Salvador.
En el salmo responsorial leemos estas palabras que
canta María, llena de gozo, en el magnífico himno
del Magnificat. Porque María fue el camino
privilegiado que Dios escogió para llegarse hasta
nosotros. Ella, consciente de la grandeza del
Señor y de la humillación de su esclava, sabe que
el Poderoso se ha valido de ella para hacer obras
grandes y para hacer llegar su misericordia a sus
fieles de generación en generación. En este tercer
domingo de Adviento unámonos a María y cantemos
con gozo las grandezas del Señor que viene a
salvarnos.
3.-
Estad siempre
alegres… no apaguéis el espíritu… guardaos de toda
forma de maldad.
Estas palabras que san Pablo
escribió en su primera carta a los Tesalonicenses
pueden ser un buen resumen de la actitud que
debemos tener nosotros en este tiempo de Adviento:
alegría por la misericordia del Dios que viene a
encontrarse con nosotros y purificación de nuestro
espíritu, guardándonos de toda forma de maldad.
Así haremos del Adviento un verdadero camino para
llegar bien preparados a las fiestas de la
Navidad.
Gabriel González del Estal
www.betania.es
LA ALEGRÍA DE LA FE
Ahí están las respuestas (que sin ser cocinadas
por manos interesadas) concluyen algunas cosas muy
interesantes: viven con más alegría, confían en el
futuro, son fuertes en las pruebas y no se dejan
llevar por el derrotismo porque, entre otras
cosas, hay una fuerza superior que les sostiene.
1.-
¡Domingo de
gaudete! ¡Domingo de regocijo!
No nos preparamos a una Navidad
sin sentido (en la cual muchos caen). Mucho menos
a unos días en los que, solamente, compartamos las
caras risueñas o el sentimentalismo que dura menos
que un pastel en la boca de un niño. ¡Vamos mucho
más allá! El Papa recientemente nos lo recordaba:
“No es que el hombre vaya al encuentro de Dios; es
Dios quien viene al encuentro del hombre”.
2.- Por ello mismo, este domingo, es causa de una alegría
inmensa: un Niño nos va a nacer, y ese nacimiento,
llena todas las habitaciones de nuestra persona de
una sensación de emoción, misterio, fe, gozo,
optimismo. Y es que, quien vive la Navidad
cristianamente, se siente realizado, lleno y sobre
todo con mil razones para seguir adelante en medio
de un mundo resquebrajado y con altas dosis de
nerviosismo, corrupción, guerras, pasotismo,
frialdad y consumo facilón. Y es que, la alegría
de la Navidad, es una muralla que preserva lo
santo, lo sagrado y lo genuino de ella.
3.- ¿Qué es la alegría? La alegría es esa muralla contra la que
tropieza y se hace añicos esa gran lista de
calamidades y de malos acontecimientos que nos
rodean. El adviento, y hay que reconocerlo, no nos
aportará soluciones ni, de repente, hará que
desaparezcan nuestros problemas. ¿Dónde está
entonces la respuesta? Ni más ni menos que en
Dios. En Jesús. En el Nacimiento de Dios Niño en
Belén.
4.- San Pablo nos invita a la alegría. Parece como si, el Apóstol
de los Gentiles, nos gastase una broma ¿Estar
alegres? ¿Por? ¿Para? ¿Para quién? ¿Por qué? Son
interrogantes a los cuales tenemos derecho y que,
en gran parte, son fruto de muchas situaciones que
vivimos, nos preocupan y eclipsan demasiado
nuestra felicidad. Pero lo cierto es que las
grandes crisis, y también las grandes
contrariedades, se llevan mejor con un poco de
amor y hasta con un poco de humor. Y, en el
adviento, la alegría la tenemos llamando a nuestra
puerta: ¡UN NIÑO NOS VA A NACER!
5.- Es el momento adecuado para ponernos en marcha y no perder la
esperanza. Cuando colocamos nuestro centro en
Dios, El, siempre nos da la respuesta apropiada a
la incertidumbre, la luz en la oscuridad y el
júbilo frente a la tristeza. Dios no nos
proporciona recetas mágicas de cara a conseguir
unas sonrisas fingidas. Es bueno que, nuestra
alegría, sea sincera. Fruto de nuestra vivencia
interior De nuestro encuentro personal con Cristo.
6.- ¿Quién es Jesús para nosotros? ¿Qué significa en nuestros
comportamientos y en nuestras familias? Porque,
dependiendo de nuestras respuestas a estas
preguntas, es cuándo tendremos más o menos
posibilidades de alcanzar o reconquistar una
alegría duradera para nuestra vida. Pongamos a
Dios como fundamento y pilar de nuestra vida y,
entonces, no solamente viviremos con paz sino con
una vida alegre y agradecida.
¿Que tenemos muchas experiencias amargas, encontronazos,
dificultades, ansiedad, problemas y mil historias?
¿Y por eso vamos a perder la alegría?
Viene el Señor, Él nos la dará con creces
Javier Leoz
www.betania.es
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