¡Alégrate,
el Señor está contigo!
EVANGELIO DEL DÍA
Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de Vida eterna. Jn 6, 68
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Domingo,
4
de Febrero de 2024
DOMING O 5º DURANTE
EL AÑO
Job 7, 1-4. 6-7 / 1 Corintios 9, 16-19. 22-23
/ Marcos 1, 29-39
Salmo Responsorial Sal 146, 1-6
R/. "Alaben al Señor, que sana a los afligidos"
Santoral:
San Gilberto, San Teófilo
y Santa Juana de Francia
LECTURAS DEL DOMINGO
4
DE FEBRERO DE 2024
DOMINGO 5 º
DURANTE EL
AÑO
Soy presa de la inquietud hasta la aurora
Lectura del libro de Job
7, 1-4. 6-7
Job habló diciendo: .
¿No es una servidumbre la vida del hombre sobre la
tierra?
¿No son sus jornadas las de un asalariado?
Como un esclavo que suspira por la sombra,
como un asalariado que espera su jornal,
así me han tocado en herencia meses vacíos,
me han sido asignadas noches de dolor.
Al acostarme, pienso: «¿Cuándo me levantaré?»
Pero la noche se hace muy larga
y soy presa de la inquietud hasta la aurora.
Mis días corrieron más veloces que una lanzadera:
al terminarse el hilo, llegaron a su fin.
Recuerda que mi vida es un soplo
y que mis ojos no verán más la felicidad.
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL
146, 1-6
R.
Alaben al Señor, que sana a los afligidos.
¡Qué bueno es cantar a nuestro Dios,
qué agradable y merecida es su alabanza!
El Señor reconstruye a Jerusalén
y congrega a los dispersos de Israel.
R.
Sana a los que están afligidos
y les venda las heridas.
Él cuenta el número de las estrellas
y llama a cada una por su nombre.
R.
Nuestro Señor es grande y poderoso,
su inteligencia no tiene medida.
El Señor eleva a los oprimidos
y humilla a los malvados hasta el polvo.
R.
¡Ay de mí si no predicara el Evangelio!
Lectura de la primera carta del Apóstol
san Pablo a los cristianos de Corinto
9, 16-19. 22-23
Hermanos:
Si anuncio el Evangelio, no lo hago para
gloriarme: al contrario, es para mí una necesidad
imperiosa. ¡Ay de mí si no predicara el Evangelio!
Si yo realizara esta tarea por iniciativa propia,
merecería ser recompensado, pero si lo hago por
necesidad, quiere decir que se me ha confiado una
misión.
¿Cuál es, entonces, mi recompensa? Predicar
gratuitamente el Evangelio, renunciando al derecho
que esa Buena Noticia me confiere.
En efecto, siendo libre, me hice esclavo de todos,
para ganar al mayor número posible. Y me hice
débil con los débiles, para ganar a los débiles.
Me hice todo para todos, para ganar por lo menos a
algunos, a cualquier precio.
Y todo esto, por amor a la Buena Noticia, a fin de
poder participar de sus bienes.
Palabra de Dios.
EVANGELIO
Sanó a muchos, que sufrían diversos males
X
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo
según san Marcos
1, 29-39
Jesús fue con Santiago y Juan a casa de Simón y
Andrés. La suegra de Simón estaba en cama con
fiebre, y se lo dijeron de inmediato. Él se
acercó, la tomó de la mano y la hizo levantar.
Entonces ella no tuvo más fiebre y se puso a
servirlos.
Al atardecer, después de ponerse el sol, le
llevaron a todos los enfermos y endemoniados, y la
ciudad entera se reunió delante de la puerta.
Jesús sanó a muchos enfermos, que sufrían de
diversos males, y expulsó a muchos demonios; pero
a éstos no los dejaba hablar, porque sabían quién
era El.
Por la mañana, antes que amaneciera, Jesús se
levantó, salió y fue a un lugar desierto; allí
estuvo orando.
Simón salió a buscarlo con sus compañeros, y
cuando lo encontraron, le dijeron: «Todos te andan
buscando».
Él les respondió: «Vayamos a otra parte, a
predicar también en las poblaciones vecinas,
porque para eso he salido».
Y fue por toda la Galilea, predicando en las
sinagogas de ellos y expulsando demonios.
Palabra del Señor.
Reflexión
LA PURIFICACIÓN A TRAVÉS DEL SUFRIMIENTO
1.-
Al anochecer,
cuando se puso el sol, le llevaron todos los
enfermos y endemoniados. La población entera se
agolpaba a su puerta.
Jesús nunca fue indiferente ante el dolor y el
sufrimiento, de sí mismo y de los demás. Cuando en
el huerto de Getsemaní se sintió inundado de
dolor, en un primer momento le pide al Padre que
aleje de él el cáliz del dolor, pero
inmediatamente se da cuenta de que él ha venido al
mundo para cumplir la voluntad del Padre y le
dice, lleno de amor, “hágase tu voluntad”. Y ante
el dolor y el sufrimiento ajeno, su corazón
compasivo y misericordioso le impulsa incluso a
hacer milagros para aliviar el dolor de enfermos y
endemoniados. El ejemplo de Jesús debe hacernos a
todos sus discípulos compasivos y misericordiosos.
Y, si no podemos remediar el sufrimiento propio o
ajeno, hagamos que el sufrimiento purifique
nuestro corazón. Se dice que el dolor es como el
fuego que o nos quema y nos destruye, o nos
purifica y salva. Los santos subieron hasta la
santidad a través de peldaños de sufrimiento y
mortificación. Si nosotros queremos de verdad
seguir a Jesús sepamos sufrir y sepamos amar, o,
mejor, sepamos sufrir amando y amar sufriendo.
2.-
Se levantó de
madrugada, se marchó al descampado y allí se puso
a orar. Sin
oración no se puede pasar cristianamente el puente
del dolor. En la oración abrimos el corazón a
Dios, le mostramos nuestras debilidades y le
pedimos ayuda y fuerza para seguir intentando ser
fieles a su voluntad. La oración es reflexión, es
contemplación y es, sobre todo, comunión con Dios.
Dice santa Teresa que orar es hablar con Dios como
el que habla con un amigo; un amigo que nos ama
infinitamente y al que sabemos infinitamente
superior a nosotros. Si queremos que el
sufrimiento nos purifique y no nos destruya
interiormente, intentemos siempre vivir en
comunión con Dios. Cristo, el hijo de Dios, se
retiraba con frecuencia a orar, y desde la
oración, en comunión con su Padre, salía al mundo
a predicar el evangelio, curando a los débiles, o
rotos por el dolor, el sufrimiento, o la
enfermedad.
3.-
Mis días corren
más que la lanzadera, y se consumen sin esperanza.
El libro de Job no es un libro histórico, sino un
libro poético y sapiencial. Como sabemos, tiene
tres partes bien diferenciadas: cuando es rico y
afortunado, cuando se encuentra pobre y
abandonado, y cuando vuelve a ser bendecido por
Dios y recupera el bienestar y la fortuna. No
podemos juzgar al personaje <Job> atendiendo a un
solo de estos periodos. El texto que hoy hemos
leído pertenece al segundo periodo: cuando Job
está totalmente desanimado y no encuentra sentido
a la vida. Yo creo que muchos de nosotros, en
mayor o menor medida, hemos pasado por alguna
etapa semejante a la que describe el Job de la
lectura de hoy. La actitud espiritual que debemos
tener los cristianos en etapas semejantes es mirar
a Jesucristo y darnos cuenta que, en esos
momentos, nuestra única respuesta a Dios es
abandonarnos a su voluntad y ofrecerle nuestros
dolores y sufrimientos. El dolor y el sufrimiento
aceptado y ofrecido a Dios nos purificarán y nos
salvará. Ante todo, no perdamos nunca nuestra
confianza en Dios.
4.-
Alabad al Señor,
que sana los corazones destrozados.
El Señor, como nos dice este salmo 146, “sostiene
a los humildes y humilla hasta el polvo a los
malvados”. No se refiere este salmo al bienestar
material, sino al bienestar espiritual. Así actuó
la Virgen María, los santos y así debemos actuar
todos los discípulos de Cristo. Dios nunca nos va
a abandonar, ni nos dejará desamparados.
5.- ¡Ay
de mí si no anuncio el evangelio!... Porque,
siendo libre como soy, me he hecho esclavo de
todos para ganar, sea como sea, a algunos. Y hago
todo esto por el evangelio, para participar yo
también de sus bienes.
San Pablo nunca buscó sacar bienes materiales de
su trabajo espiritual anunciando el evangelio.
¡Ojalá pudiéramos decir esto mismo de la Iglesia
de Cristo, y de nuestro propio trabajo
evangelizador, a lo largo de la historia! Porque,
por desgracia, muchas veces ha estado unido el
interés material al trabajo espiritual. Ni san
Pablo, ni el mismo Cristo, buscaron nunca
intereses materiales, cuando predicaron el
evangelio y anunciaron el Reino de Dios. Hagamos
nosotros lo mismo.
Gabriel González del Estal
www.betania.es
EVANGELIZAR DESDE LA ACOGIDA Y LA CERCANÍA
1.-
La experiencia
del sufrimiento.
Job se convierte en portavoz de todos los hombres
que sufren y recoge en sus palabras la experiencia
de toda la humanidad. La vida es para él muy
distinta de lo que propaga un optimismo
superficial. La vida es dura, como el destino de
un jornalero esclavo del trabajo. Al tratar de
comprender su caso en el contexto del sufrimiento
humano en general, Job nos ofrece un ejemplo
válido para todos. Este hombre que sufre suspira
por la recompensa y el descanso, pero no halla más
que noches de insomnio y su herencia no es otra
que el tiempo perdido. La descomposición
progresiva de su propia carne le advierte a Job de
la fugacidad de la vida, que se precipita hacia el
fin sin esperanza y se desliza entre los dedos sin
que el hombre sea capaz de retener su sentido.
¿Qué puede esperar un hombre que desespera así?
¿Por qué acude Job ahora con sus quejas ante Dios?
Hay una esperanza que sostiene a Job en la
desesperación. Por eso, este hombre desesperado,
acude a Dios y mantiene abierta su pregunta hasta
que Dios quiera dar la respuesta. En esto consiste
la paciencia de Job.
2.-
La misión de la
iglesia es evangelizar.
Es llevar la palabra de Dios a la pregunta del
hombre sobre el sentido de la vida y el
sufrimiento, para que el hombre sea responsable.
San Pablo, en la Primera Carta a los Corintios,
nos dice que evangelizar significa, también,
asumir la responsabilidad humana con esperanza,
hacerse todo para todos para ganar al menos
algunos, no para la iglesia, sino para Cristo. Es
hacerse débil con los más débiles, para que se
manifieste la gracia de Dios en medio de la
debilidad. Es interpelar a los satisfechos,
desencantar a los encantados de la vida, poner en
cuestión a los que no quieren problemas... Es
acabar con el amparo de los ídolos que someten a
los hombres y les engañan con falsas promesas. Es
llevar a todas partes la locura de la cruz: de la
fe a pesar de todo y después de todo, de la
esperanza contra toda esperanza, del amor a los
enemigos. Nadie puede evangelizar por gusto o por
negocio. Y la iglesia ha de evangelizar, como
Pablo, de balde y porque no le queda otro remedio:
"¡Ay de mí si no evangelizare!". Sólo una
predicación gratuita del evangelio y con pocas
satisfacciones humanas puede ser creíbles para los
hombres, sobre todo en un mundo en el que se vende
hasta la palabra y por eso se dice lo que conviene
al consumidor.
3.-
¿Cómo realizar la
misión? En
primer lugar, acompañando la palabra con acciones
salvíficas: mitigar el dolor y suscitar salud.
Transmitiendo siempre paz, que es el don de los
tiempos mesiánicos. En gran cercanía a los hombres
y mujeres, participando de su mesa y de su vida.
Me ha alegrado mucho la propuesta del arzobispo de
Madrid, que se nos expuso esta semana: fundar un
“Parlamento de los Jóvenes”. Quiere escucharles,
ver cuáles son sus inquietudes y sugerencias a la
Iglesia. Es la cercanía a las personas y a la
realidad que viven, lo que hace que la Iglesia de
hoy sea fiable y tenga algo que decir. A Jesús lo
vemos hoy en la casa de un amigo, ayudando a que
una mujer sea ella misma. Da su mano para que esa
mujer pueda ponerse de pie y valerse por ella
misma. La respuesta de ella será ir más lejos,
ponerse a servir. El final del día encontramos a
Jesús sanando a otros enfermos. Y, además, tiene
tiempo para la oración, para estar con el
Padre….Pero hoy vemos como dedica muchas horas a
acompañar a los excluidos a causa de su
enfermedad… escuchando quejas… plegarias como
lamentos… voluntariamente se sitúa en el lugar por
donde pasa la vida doliente. Quiere dignificar la
vida. El relato de Marcos tiene una viveza
admirable. En su misma brevedad, conserva toda su
frescura: ni sobra ni falta un detalle. La suegra
de Simón estaba en cama con fiebre y se lo dijeron
enseguida. Jesús se acercó, la cogió de la mano y
la levantó. Se le pasó la fiebre y se puso a
servirles. Jesús "la levantó" y ella "se puso a
servirles". El primero de estos verbos:
"levantarse" recuerda el misterio de la
resurrección. Jesús se "levantó" del sepulcro.
Jesús "ha resucitado". La otra expresión se
refiere al servicio. . La mujer suegra de Pedro es
una de las figuras del Evangelio que, con su
actitud, nos enseña dónde debe llevarnos la fe, la
gratitud y el amor de Jesucristo. No se contenta
con ser librada de la fiebre, se pone
inmediatamente al servicio de Cristo. Ante la
pregunta sobre el mal que plantea Job, Jesús da
una respuesta práctica: Él no quiere el mal, lucha
contra él y cura a los afectados por cualquier mal
físico o psíquico.
José María Martín OSA
www.betania.es
SERVIR ES NUESTRA GLORIA
1.-
Hay muchas formas
de encontrarse con “la suegra de Pedro” en los
tiempos que vivimos.
La debilidad humana sigue acampando a sus anchas en la tierra de
los vivos. Y, precisamente por eso, la Iglesia
–siguiendo la indicación de Jesús– sigue saliendo
del templo al encuentro de los que, con fiebre
alta o baja, horas grandes o pequeñas, necesitan
palabras de consuelo, ayuda, estímulo y
reconocimiento.
Si Jesús vino a reconocer y enaltecer a los sufridos, no es menos
cierto que la Iglesia –siglos después– sigue
estando al lado de la cabecera de millones de
hombres y mujeres sufrientes.
No nos puede importar demasiado el hecho de que la amplia labor
de la Iglesia no se reconozca. Nos tiene que
quedar la satisfacción de que estamos en el camino
correcto. Que, salir al encuentro de los que
sufren, es para nosotros un motivo de gloria y de
crecimiento espiritual y humano.
2.-
El Reino de Dios comienza allá donde existe un
surtidor de caridad, una semilla de cariño, una
mano tendida al abatido.
Qué gran lección la de Jesús en el evangelio de este domingo:
sale con sus discípulos de la sinagoga y, en la
casa de Pedro, actúa maravillosamente. Una vez más
habla con autoridad: hace lo que dice. Habla,
camina, entra en casa de Pedro y cura. Las obras
le acompañan. Las obras le hacen eco. No necesita
más refrendo ni más marketing que su infinita
misericordia. Repito: ¡sus obras le acompañan!
¡Sus obras le hacen coro!
Sólo una vida profunda es capaz de recomponer las fuerzas
gastadas a favor de los demás. Miremos al Señor;
se retira a un descampado. No se conforma con
hacer el bien. Sabe que, de igual forma, ha de
estar en comunión con el Supremo, con Aquel que es
su fortaleza. La razón del surtidor de la bondad.
Tampoco nosotros nos hemos de contentar con cumplir, más o menos,
con unos fines sociales. Entre otras cosas porque,
tarde o temprano, la salud, el cansancio, las
decepciones u otros aspectos dan al traste con
nuestros más altos ideales. Es bueno, por ello
mismo, descansar en Aquel que nos da la fuerza
necesaria e ilimitada para seguir desviviéndonos
por los demás.
Cristo no vivió ajeno a esa fuente de energía, de luz, de gracia
y de consejo que es la oración.
Hoy están muy de moda las ONG el altruismo, etc. ¿Durarán muchos
años? La experiencia de la Iglesia, en cambio, nos
dice que si se ama con amor de Dios, el amor es
eterno; si se sirve con las manos de Dios, el
servicio es constante; si se transforma el entorno
con la sabiduría de Dios, la sociedad se hace más
justa y fraternal.
Que el Señor con una oración profunda y sentida, nos haga
recapacitar también hacia qué compromisos nos
hemos de encaminar como Iglesia, como parroquia,
como familia. Entre otras cosas porque hacer hoy
el bien aquí, implica tomar fuerzas para hacerlo
mañana en otra parte.
Si alguna imagen impactante nos está dejando el Papa Francisco
es, precisamente, esa cercanía con el mundo
sufriente, doliente y de periferias.
Cuesta, y mucho, entregarse con generosidad y curar sin pedir
nada a cambio. Pero, lo cierto es que, quien abre
los ojos encuentra muchas “suegras” de carne y
hueso y en forma de pobreza a su paso.
Javier Leoz
www.betania.es
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