¡Alégrate, el Señor está contigo!

 

EVANGELIO DEL DÍA

Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de Vida eterna. Jn 6, 68

 

     

Domingo, 3 de Octubre de 2021

DOMINGO 27° DURANTE EL AÑO

Génesis 2, 4b. 7a. 18-24 / Hebreos 2, 9-11

/ Marcos 10, 2-16

Salmo Responsorial Sal 127, 1-6

R/. " Que el Señor nos bendiga todos los días de nuestra vida "

 

Santoral:

San Francisco de Borja, Santos Evaldo el Moreno

y Evaldo el Rubio, San Remigio, Santa Blanca

o Cándida y San Gerardo

 

 

LECTURAS DEL DOMINGO 3 DE OCTUBRE DE 2021

 

DOMINGO 27° DURANTE EL AÑO

 

Llegan a ser una sola carne

 

Lectura del libro del Génesis

2, 4b. 7a. 18-24

 

 

Cuando el Señor Dios hizo el cielo y la tierra, modeló al hombre con arcilla del suelo, y dijo: «No conviene que el hombre esté solo. Voy a hacerle una ayuda adecuada».

Entonces el Señor Dios modeló con arcilla del suelo a todos los animales del campo y a todos los pájaros del cielo, y los presentó al hombre para ver qué nombre les pondría. Porque cada ser viviente debía tener el nombre que le pusiera el hombre.

El hombre puso un nombre a todos los animales domésticos, a todas las aves del cielo y a todos los animales del campo; pero entre ellos no encontró la ayuda adecuada.

Entonces el Señor Dios hizo caer sobre el hombre un profundo sueño, y cuando éste se durmió, tomó una de sus costillas y cerró con carne el lugar vacío. Luego, con la costilla que había sacado del hombre, el Señor Dios formó una mujer y se la presentó al hombre.

El hombre exclamó:

«¡Ésta sí que es hueso de mis huesos

y carne de mi carne!

Se llamará Mujer,

porque ha sido sacada del hombre».

Por eso el hombre deja a su padre y a su madre y se une a su mujer, y los dos llegan a ser una sola carne.

 

Palabra de Dios.

 

 

SALMO RESPONSORIAL                                     127, 1-6

 

R.    Que el Señor nos bendiga todos los días de nuestra vida.

 

¡Feliz el que teme al Señor

y sigue sus caminos!

Comerás del fruto de tu trabajo,

serás feliz y todo te irá bien. R.

 

Tu esposa será como una vid fecunda

en el seno de tu hogar;

tus hijos, como retoños de olivo

alrededor de tu mesa. R.

 

¡Así será bendecido el hombre que teme al Señor!

¡Que el Señor te bendiga desde Sión

todos los días de tu vida:

que contemples la paz de Jerusalén! R.

 

¡Y veas a los hijos de tus hijos!

¡Paz a Israel! R.

 

 

 

El que santifica y los que son santificados

tienen un mismo origen

 

 

Lectura de la carta a los Hebreos

2, 9-11

 

Hermanos:

A Aquél que fue puesto por poco tiempo debajo de los ángeles, a Jesús, ahora lo vemos coronado de gloria y esplendor, a causa de la muerte que padeció. Así, por la gracia de Dios, Él experimentó la muerte en favor de todos.

Convenía, en efecto, que Aquél por quien y para quien existen todas las cosas, a fin de llevar a la gloria a un gran número de hijos, perfeccionara, por medio del sufrimiento, al jefe que los conduciría a la salvación. Porque el que santifica y los que son santificados, tienen todos un mismo origen. Por eso, Él no se avergüenza de llamarlos hermanos.

 

Palabra de Dios.

 

 

 

EVANGELIO

 

Que el hombre no separe lo que Dios ha unido

 

a    Evangelio de nuestro Señor Jesucristo

según san Marcos

10, 2-16

 

Se acercaron a Jesús algunos fariseos y, para ponerlo a prueba, le plantearon esta cuestión: «¿Es lícito al hombre divorciarse de su mujer?»

Él les respondió: «¿Qué es lo que Moisés les ha ordenado?»

Ellos dijeron: «Moisés permitió redactar una declaración de divorcio y separarse de ella».

Entonces Jesús les respondió: «Si Moisés les dio esta prescripción fue debido a la dureza del corazón de ustedes. Pero desde el principio de la creación, "Dios los hizo varón y mujer". "Por eso, el hombre dejará a su padre y a su madre, y los dos no serán sino una sola carne". De manera que ya no son dos, "sino una sola carne". Que el hombre no separe lo que Dios ha unido».

Cuando regresaron a la casa, los discípulos le volvieron a preguntar sobre esto.

El les dijo: «El que se divorcia de su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra aquélla; y si una mujer se divorcia de su marido y se casa con otro, también comete adulterio».

 

Le trajeron entonces a unos niños para que los tocara, pero los discípulos los reprendieron. Al ver esto, Jesús se enojó y les dijo: «Dejen que los niños se acerquen a mí y no se lo impidan, porque el Reino de Dios pertenece a los que son como ellos. Les aseguro que el que no recibe el Reino de Dios como un niño, no entrará en él». Después los abrazó y los bendijo, imponiéndoles las manos.

 

Palabra del Señor.

 

 

Reflexión

 

CUIDAR EL AMOR

1.- Una sola carne. Las lecturas de hoy nos hablan del amor en el matrimonio. El amor humano ha sido bendecido por Dios. Dios eleva este amor a un nivel verdaderamente divino. A partir de este momento Dios ama a cada uno de los esposos a través del amor del otro, y cada uno ama a Dios amando al otro. – La unión del hombre y la mujer ha sido bendecida y santificada por Dios. Uno, en su sano juicio, no suele provocar daño a su propio cuerpo. En el matrimonio, tanto el hombre como la mujer "son una sola carne" y, por tanto, busca siempre el uno la felicidad del otro. Ya no se preguntará si "yo soy feliz", sino si "estoy haciendo feliz al otro". Porque en la medida en que el esposo haga feliz a su mujer, será también él feliz y viceversa.

2.- ¿Qué calidades tiene este amor? Es un amor que toma la iniciativa. No espera que el otro dé el primer paso. Se lanza el primero. Además es comprensivo, disculpa sin límites, cree sin límites, espera sin límites. Sabe perdonar porque no busca el propio interés, sino el del otro. Es capaz de decir “¡Perdóname!” y “Te perdono, porque te quiero”. Un amor personal que lleva a aceptar al otro como es, sin pretender cambiarlo, ni dominarlo, ni anularlo. Quiere la realización del otro sin esclavitudes. Es como tener al ser querido en un pedestal, buscando en todo momento su bien. Un amor total que pone en juego todo lo que somos. El amor se dirige a toda la persona, no sólo al cuerpo, de tal manera que la misma relación sexual se convierte en la forma privilegiada de amor y entrega al otro. La persona es corazón: amar es darse. Cada uno se ofrece al otro todo su cariño para hacer feliz al otro. La persona es libertad: los novios se dan un sí que compromete toda vuestra vida. Es como decirse: “Mi vida eres tú”, o “sin ti no soy nada”.

3.- Un amor fecundo y fiel. Necesita salir de sí mismo. Dar vida: los hijos, fruto del amor. Pero debe ser fecundo para los demás. No se trata solamente de mirarse el uno al otro, sino también de mirar juntos a los demás, para que el amor sea también bendición para otros muchos. Juntos pueden cambiar el mundo. Las personas que les quieren os siguen necesitando: familia, amigos, compañeros. Los esposos se comprometen a vivir siempre juntos. Pero hay que saber priorizar en la vida: el amor es lo más importante, es un tesoro. Tiene que crecer y que hay que cuidar No podemos ser ingenuos y pensar que crece sólo. Hay que cuidarlo cada día con: los pequeños detalles de cada día. El diálogo para mantener la confianza mutua y la comunicación. El dedicarse tiempo el uno al otro. Hay que evitar todo aquello que pone en peligro al amor y favorecer lo que le hace crecer. El Francisco ha destacado tres palabras claves: “¿puedo?”, “perdón”, “gracias”. No existe el matrimonio perfecto, ni los padres perfectos, ni los hijos perfectos.

4.- Iglesia acogedora. El proyecto de amor según Dios exige permanencia y tiene ansias de plenitud y para siempre, "hasta que la muerte nos separe". Es bonito pensar que “Dios ha soñado juntos a los esposos”. Pero la realidad es que este ideal no se puede vivir por diversas razones. En este caso la Iglesia debe ser acogedora. Así lo manifestó el Papa Juan Pablo II en el III Encuentro Mundial de las Familias: "Ante tantas familias rotas, la Iglesia no se siente llamada a expresar un juicio severo e indiferente, sino más bien a iluminar los diversos dramas humanos a la luz de la Palabra de Dios, acompañada del testimonio de su misericordia”. El Papa Francisco en la Audiencia del 6 de agosto abogó por "manifestar la disponibilidad” hacia ellos. Se dijo consciente de que "tal situación contradice el sacramento cristiano", pero apeló a que la Iglesia actúe como una "madre que busca el bien" y lo haga sin excluir a nadie, en un mensaje lanzado de cara al Sínodo de la Familia, que comenzará a principios de octubre. De hecho, subrayó el Papa, estas personas no están en absoluto excomulgadas, y no deben ser tratadas como tales: ellas son siempre parte de la Iglesia. De ahí la invitación de Francisco a los Pastores a manifestar abiertamente la disponibilidad a acogerlos y a alentarlos para que vivan y desarrollen siempre más su pertenencia a Cristo y a la Iglesia a través de la oración, la educación cristiana de los hijos y el compromiso por la justicia y la paz.

 

José María Martín Sánchez

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SÓLO UN AMOR CRISTIANO HACE POSIBLE UN MATRIMONIO CRISTIANO 

1.- Por vuestra terquedad dejó escrito Moisés este precepto. Yo no sé si el divorcio es siempre cosa de terquedad de los contrayentes; en la mayor parte de los casos supongo que influirán muchas causas. Pero de lo que sí estoy seguro es que para que un matrimonio cristiano siga viviéndose en cristiano durante toda la vida hace falta mucha terquedad cristiana, –mucho amor cristiano–. Si, según nos dicen las estadísticas, el número de divorcios en nuestra sociedad iguala prácticamente al número de matrimonios, tiene que ser por que el matrimonio para toda la vida es algo muy difícil en la sociedad en la que nosotros vivimos hoy. Pues bien, lo que a mí me interesa resaltar ahora es que sólo un amor cristiano puede garantizar la estabilidad de un matrimonio cristiano. Porque el amor cristiano –como Cristo ama a su Iglesia– va mucho más allá de los amores o desamores puramente físicos o psicológicos; el amor cristiano tiene, en su entraña más profunda, mucho de gratuidad, es un amor que es mucho más don que exigencia. Las dos caras del amor cristiano son el amor y el perdón, y para que haya auténtico amor cristiano tienen que estar vivas y practicantes estas dos caras.

2.- Si uno se divorcia de su mujer y se casa con otra, comete adulterio con la primera. Y si ella se divorcia de su marido y se casa con otro, comete adulterio. También es interesante resaltar que este famoso texto del evangelio según san Marcos tiene mucho que ver con la defensa de los derechos de la mujer. En tiempos de Jesús los derechos de la mujer en el matrimonio, y en la vida, eran prácticamente nulos: el hombre podía despedir a la mujer dándole un libelo de repudio facilísimo de conseguir, cosa que no podía hacer la mujer. Jesús no cae en la trampa legalista que le plantean los fariseos y trata de igualar los derechos de la mujer con los derechos del hombre. Una vez más, Jesús supera y va mucho más allá del cumplimiento legalista de la ley de Moisés, tal como la entendían muchos fariseos. Es bueno que también nosotros aprendamos de Jesús a superar ciertas trampas legalistas, cuando de lo que se trata es de defender a las personas socialmente más desamparadas.

3.- No está bien que el hombre esté solo; voy a hacerle alguien como él que le ayude. En este texto del libro del Génesis, en el que se dicen muchas cosas interesantes, se afirma con rotundidad algo que podemos comprobar todos los días y en todos los países del mundo: la atracción natural y poderosísima que existe entre el hombre y la mujer. La media naranja siempre busca a la otra media y en la historia de esta búsqueda está escrita la historia de gran parte de la humanidad. Sin entrar ahora en temas sociológicos, y políticos, que se relacionan, sin duda, con este hecho, de este texto se puede deducir indudablemente la necesaria hermandad y fraternidad que debe existir siempre entre hombre y mujer. Dios no nos ha hecho distintos para que nos peleemos, sino para que nos complementemos. Un hombre y una mujer bien unidos pueden llegar más lejos que si actúan separados o desunidos. También la Iglesia Católica debe tener en cuenta esta realidad. Despreciar, o no tener suficientemente en cuenta, el valor de la mujer en la Iglesia será siempre perjudicial para la misma Iglesia. Ya lo dijo con mucha rotundidad la misma santa Teresa de Jesús.

4.- Al que Dios había hecho poco inferior a los ángeles, a Jesús, lo vemos ahora coronado de gloria y honor por su pasión y muerte. En esta carta a los Hebreos se nos dice que la pasión y muerte de Cristo fueron el camino necesario que Dios Padre escogió para su Hijo. Esta pasión y muerte de Cristo fue para bien de todos nosotros, pobres pecadores. Para llevarnos a la gloria a todos nosotros, el Padre “juzgó conveniente consagrar con sufrimientos al guía de nuestra salvación”. Pues, si el mismo Cristo tuvo que sufrir y padecer antes de entrar en la gloria, hagamos también nosotros del dolor y del sufrimiento materia y camino de salvación.

 

Gabriel González del Estal

www.betania.es

 

NUNCA COMO HOY

1.- Nunca, como hoy, se habla del amor. Poesía y canción, arte y programas de televisión, divos artísticos y tertulias, escritores o incluso la misma Iglesia, ponen sobre la mesa una gran entusiasta pero sufriente realidad: el amor que intenta ser para siempre.

También el Papa, y al simplificar los aparentes costes o trámites de una nulidad matrimonial, nos puede llevar a pensar que la institución matrimonial está en crisis. Nada más lejos de la realidad. Nos quedamos con la frase que en su retorno de Estados Unidos nos dejó en el vuelo hacia Italia: “Los que piensan en el divorcio católico están equivocados”. Y es que una cosa es simplificar y otra, muy distinta, destruir. Lo que se simplifica es porque, tal vez en su origen, no estuvo bien y por lo tanto nunca existió. Difícil de comprender pero es así. Nunca como hoy se hablan de las situaciones que no llegan a buen puerto pero hay una gran mayoría de personas que son como aquellos instrumentos de una gran orquesta: todos afinaban pero, como había uno que no estaba entonado, sólo se hablaba del que desafinaba. No es justo. Hoy, desde este Evangelio, la gratitud a tantas personas que –con esfuerzo, valor, perdón, generosidad– llevan adelante aquel compromiso que hicieron en el “para siempre” y, por qué no, nuestra comprensión y oración con esa otra parte que por diversas razones vieron truncar sus expectativas.

2.- El equilibrio de una sociedad, su paz, su bienestar, depende –en gran parte– de la serenidad y de la salud de sus componentes. Y, Jesús, en el Evangelio nos dice que el amor, si se cuida, no se apagará nunca y, además, contará con la bendición de Dios. ¿Por qué tanto fracaso? ¿Por qué tantas dudas? ¿Por qué tantas rupturas? ¿Por qué tantos miedos a unirse, cuando sabemos, que en la unión está la fuente de la felicidad y la cuna de la fuerza? Las razones son variadas y de muy diversa índole pero, un matrimonio, no es sólo un simple vínculo jurídico: ha de estar soldado y garantizado por el amor. Exclusivamente por el amor. Si falla ese eslabón, se rompe la cadena. Lo demás puede quedar sostenido en el puro y simple artificio.

Pero es que, cuando las cosas no van bien, cuando falla el amor, desde la fe, Jesús nos invita a comenzar a amar. A intentarlo.

3.- .Nunca como hoy, el amor ha sido tan expresado, ninguneado, cantado, celebrado o televisado. Pero ¿Es auténtico amor? ¿Es amor llevado hasta las últimas consecuencias? ¿Es amor de corazón o amor de pantalla? ¿Es amor de escaparate o amor que busca el bien del otro? ¿Es amor que se da o cuento que se vende? A las personas las tenemos que querer con su lado claro y con su vértice oscuro, con su sonrisa en la boca y con su temperamento escondido, con su mirada nítida y con sus pensamientos ocultos. Vivir de espaldas o, marcharse por el foro, no es amor: es oportunismo.

4.- No podemos caer en el error de pensar que amor es igual a contrato temporal con una persona. Ya sé que, todo esto, a muchos les sonará a chino, rancio, sacrificado o que, incluso a otros, les parecerá un imposible. Pero, los imposibles, también están para los cristianos. No es bueno, entender el amor o el matrimonio, como aquel amigo que, después de jugar durante una temporada con otro amigo, se aburrió de permanecer con él porque ya no le divertía y lo abandonó. El amor no es un juego ni, los amantes, son juguetes. Ni el matrimonio es un viaje en busca de placer.

Dios reconoció que a su gran obra le faltaba algo. Que al hombre le faltaba una compañera. No sé por qué me da que, también al mundo, a la sociedad también le falta “algo” el amor auténtico, fiel, dialogado, recíproco y transparente.

 

Javier Leoz