¡Alégrate,
el Señor está contigo!
EVANGELIO DEL DÍA
Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de Vida eterna. Jn 6, 68
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Domingo,
8
de Octubre de 2023
DOMINGO
27°
DURANTE EL AÑO
Isaías 5, 1-7 / Filipenses 4, 6-9 / Mateo 21,
33-46
Salmo Responsorial Sal 79, 9. 12-16. 19-20
R/. "La viña del Señor es su pueblo"
Santoral:
Santa Pelagia, San Juan Calabria,
Santa Thais y Santa Edwiges
LECTURAS DEL DOMIN GO
8 DE OCTUBRE DE 2023
DOMINGO
27 °
DURANTE EL
AÑO
La viña del Señor de los ejércitos es la casa de
Israel
Lectura del libro de Isaías
5, 1-7
Voy a cantar en nombre de mi amigo
el canto de mi amado a su viña.
Mi amigo tenía una viña
en una loma fértil.
La cavó, la limpió de piedras
y la plantó con cepas escogidas;
edificó una torre en medio de ella
y también excavó un lagar.
Él esperaba que diera uvas,
pero dio frutos agrios.
Y ahora, habitantes de Jerusalén
y hombres de Judá,
sean ustedes los jueces
entre mi viña y yo.
¿Qué más se podía hacer por mi viña
que yo no lo haya hecho?
Si esperaba que diera uvas,
¿por qué dio frutos agrios?
Y ahora les haré conocer
lo que haré con mi viña;
Quitaré su valla, y será destruida,
derribaré su cerco y será pisoteada.
La convertiré en una ruina,
y no será podada ni escardada.
Crecerán los abrojos y los cardos,
y mandaré a las nubes
que no derramen lluvia sobre ella.
Porque la viña del Señor de los ejércitos
es la casa de Israel,
y los hombres de Judá
son su plantación predilecta.
¡Él esperó de ellos equidad,
y hay efusión de sangre;
esperó justicia,
y hay gritos de angustia!
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL
79, 9. 12-16. 19-20
R.
La
viña del Señor es su pueblo.
Tú sacaste de Egipto una vid,
expulsaste a los paganos y la plantaste;
extendió sus sarmientos hasta el mar
y sus retoños hasta el Río.
R.
¿Por qué has derribado sus cercos
para que puedan saquearla todos los que pasan?
Los jabalíes del bosque la devastan
y se la comen los animales del campo.
R.
Vuélvete, Señor de los ejércitos,
observa desde el cielo y mira:
ven a visitar tu vid, la cepa que plantó tu mano,
el retoño que Tú hiciste vigoroso.
R.
Nunca nos apartaremos de ti:
devuélvenos la vida e invocaremos tu Nombre.
¡Restáuranos, Señor de los ejércitos,
que brille tu rostro y seremos salvados!
R.
Pongan esto en práctica,
y el Dios de la paz estará con ustedes
Lectura de la carta del Apóstol san Pablo
a los cristianos de Filipos
4, 6-9
Hermanos:
No se angustien por nada, y en cualquier
circunstancia, recurran a la oración y a la
súplica, acompañadas de acción de gracias, para
presentar sus peticiones a Dios. Entonces la paz
de Dios, que supera todo lo que podemos pensar,
tomará bajo su cuidado los corazones y los
pensamientos de ustedes en Cristo Jesús.
En fin, mis hermanos, todo lo que es verdadero y
noble, todo lo que es justo y puro, todo lo que es
amable y digno de honra, todo lo que haya de
virtuoso y merecedor de alabanza, debe ser el
objeto de sus pensamientos.
Pongan en práctica lo que han aprendido y
recibido, lo que han oído y visto en mí, y el Dios
de la paz estará con ustedes.
Palabra de Dios.
EVANGELIO
Arrendará la viña a otros
X Evangelio
de nuestro Señor Jesucristo
según san Mateo
21, 33-46
Jesús dijo a los sumos sacerdotes y a los ancianos
del pueblo:
«Escuchen esta parábola: Un hombre poseía una
tierra y allí plantó una viña, la cercó, cavó un
lagar y construyó una torre de vigilancia. Después
la arrendó a unos viñadores y se fue al
extranjero.
Cuando llegó el tiempo de la vendimia, envió a sus
servidores para percibir los frutos. Pero los
viñadores se apoderaron de ellos, y a uno lo
golpearon, a otro lo mataron y al tercero lo
apedrearon. El propietario volvió a enviar a otros
servidores, en mayor número que los primeros, pero
los trataron de la misma manera.
Finalmente, les envió a su propio hijo, pensando:
"Respetarán a mi hijo". Pero, al verlo, los
viñadores se dijeron: "Éste es el heredero: vamos
a matarlo para quedamos con su herencia". Y
apoderándose de él, lo arrojaron fuera de la viña
y lo mataron.
Cuando vuelva el dueño, ¿qué les parece que hará
con aquellos viñadores?»
Le respondieron: «Acabará con esos miserables y
arrendará la viña a otros, que le entregarán el
fruto a su debido tiempo».
Jesús agregó: «¿No han leído nunca en las
Escrituras:
"La piedra que los constructores rechazaron
ha llegado a ser la piedra angular:
ésta es la obra del Señor,
admirable a nuestros ojos?"
Por eso les digo que el Reino de Dios les será
quitado a ustedes, para ser entregado a un pueblo
que le hará producir sus frutos».
Los sumos sacerdotes y los fariseos, al oír estas
parábolas, comprendieron que se refería a ellos.
Entonces buscaron el modo de detenerlo, pero
temían a la multitud, que lo consideraba un
profeta.
Palabra del Señor.
Reflexión
DIOS NOS OFRECE A TODOS LA SALVACIÓN, PERO
NOSOTROS PODEMOS RECHAZARLA
1.-
La viña del Señor
es la casa de Israel.
Esta frase del salmo 79, que repetimos en el salmo
responsorial, resumen los textos de la primera
lectura del profeta Isaías y el texto del
evangelio según san Mateo. Empezando por la
primera lectura del profeta Isaías, diremos que
este fervoroso y literariamente bello canto del
profeta Isaías a la viña del Señor se refiere,
evidentemente, al pueblo de Israel. Dios había
esperado de su pueblo derecho y justicia, pero su
pueblo le respondió con asesinatos y lamentos.
Aplicándonos nosotros este texto a nosotros
mismos, debemos preguntarnos ahora si nosotros
hemos respondido siempre con derecho y justicia,
es decir, con fidelidad, a la oferta de salvación
que el Señor nos ha hecho repetidamente a lo largo
de nuestra vida. El Papa Francisco no se cansa de
repetir que Dios no se cansa de buscarnos. Y, por
supuesto, esto es verdad. Pero también es verdad
que nosotros, nuestra sociedad, muchas veces y en
muchos momentos y circunstancias no nos dejamos
encontrar por Dios. Y es que, para salvarnos, no
es suficiente con que Dios nos busque, es
necesario que nosotros nos dejemos encontrar por
Dios. Claro que la salvación, en estricta
teología, siempre es gratuita, porque nuestra
salvación es obra de la infinita misericordia de
Dios. Pero Dios no fuerza a nadie a dejarse salvar
por él. Sería tanto como negar el valor de la
libertad humana y caer en un predestinacionismo
absoluto que anula totalmente la libertad humana.
No puede ser igual para Dios que nosotros
respondamos a su oferta de salvación con obras
buenas o con obras malas. No puede ser indiferente
para Dios que sus criaturas hagan el bien o hagan
el mal. Por eso, en este bello canto del profeta
Isaías a la viña del Señor se nos dice que el
Señor arrasará su viña, al pueblo de Israel, por
no haber sido fiel a su amor. Seamos, pues,
nosotros consecuentes con nosotros mismos: el
Señor nos ofrece su salvación, pero si nosotros la
rechazamos el Señor no podrá salvarnos.
2.-
Cuando vuelva el
dueño de la viña, ¿Qué hará con aquellos
labradores? Le contestaron: Hará morir de mala
muerte a esos malvados y arrendará la viña a otros
labradores que le entreguen los frutos a su
tiempo… Por eso os digo que se os quitará a
vosotros el Reino de los cielos y se dará a un
pueblo que produzca sus frutos.
Debemos siempre tener en cuenta
que Jesús decía sus parábolas a unas personas, los
judíos del siglo I, con un lenguaje propio de
aquel tiempo. Hoy, por poner un ejemplo, no
diríamos que el dueño de la viña “hizo morir de
mala muerte” a los arrendatarios de su viña, sino
que les metió en la cárcel hasta que le entregaran
los frutos de la viña, o algo por el estilo. Pero
en estas parábolas sobre el Reino de los cielos lo
que debemos buscar es el mensaje que Jesús quiere
transmitirnos, no las palabras en las que está
escrito el mensaje. Y el mensaje es claro: Dios
nos juzgará de acuerdo con la respuesta que cada
uno de nosotros demos a su llamada. Dios nos está
llamando todos los días, nos pide que seamos
fieles a su llamada, pero si nosotros no
escuchamos la voz del Señor, si endurecemos
nuestro corazón, el Señor no podrá darnos lo que
nos ha prometido. La parábola de los viñadores
infieles es una llamada a cada uno de nosotros,
para que hagamos todos los días examen de
conciencia y veamos en qué medida estamos
respondiendo a los planes de Dios.
3.-
Nada os preocupe…
y la paz de Dios custodiará vuestros corazones y
vuestros pensamiento en Cristo Jesús… Todo lo que
es verdadero, noble, justo, puro, amable,
laudable, todo lo que es virtud o mérito, tenedlo
en cuenta. San
Pablo, en esta carta a los Filipenses, se dirige a
unos cristianos que vivían en una sociedad
mayoritariamente pagana. Vivían en minoría y se
sentían menospreciados y, a veces, perseguidos.
San Pablo les dice que no se preocupen por ello,
que mantengan siempre un comportamiento justo y
ejemplar y que el Señor les dará la paz. La paz,
en hebreo, shalom, es el mayor don que Dios podía
dar a una persona, porque incluía el bienestar
material y espiritual. Intentemos también nosotros
vivir siempre en paz, en la paz de Dios, en medio
de todas las dificultades materiales, sociales y
espirituales en las que nos toque vivir. Seamos
buenos nosotros, hagamos el bien y, con palabras
del salmo 79, el Señor Dios nos restaurará, hará
brillar su rostro sobre nosotros y nos salvará.
Gabriel González del Estal
www.betania.es
EVANGELIZAR CON LOS MEDIOS DE HOY
1.-
El fruto esperado
que no llega.
Tanto el profeta Isaías como el evangelio de Mateo
utilizan la imagen de la viña para resaltar la
relación de Dios con su pueblo. La viña era la
casa de Israel. Yahvé la plantó, arregló y preparó
con todo esmero para que diera fruto. Derrochó en
ella todo su amor. Sólo esperaba de ella una cosa:
que diera uvas, el fruto de la vid. En el pacto de
la Alianza en el Sinaí quedó claro el compromiso
de ambas partes: "vosotros seréis mi pueblo y yo
seré vuestro Dios". El Señor fue fiel, pero el
pueblo olvidó su juramento. Dios sólo deseaba que
diera frutos de amor, por su propio bien, por su
propia felicidad. A pesar de todo, envió a sus
mensajeros los profetas (los criados de la
parábola) para recordárselo, pero no sólo no les
escucharon sino que les apedrearon o les mataron.
¿Qué más podía hacer por su viña que no haya
hecho? Lo impensable: envió a su propio hijo. Pero
los labradores acabaron con su vida para quedarse
con la viña. Mateo, teniendo en cuenta los
acontecimientos de la crucifixión de Jesús en el
calvario, dice aquí que los arrendatarios,
agarrando al heredero, "lo empujaron fuera de la
viña y lo mataron". Recordemos que Jesús murió
fuera de los muros de Jerusalén, rechazado por los
jefes de Israel y el pueblo judío. Hecho éste al
que atribuye un hondo significado el autor de la
carta a los Hebreos.
2.-
Historia de amor
y desamor, de gracia y desagradecimiento.
Así vino la perdición. Al Señor no le quedó otro
remedio que entregar su viña (su Reino) a otro
pueblo que produzca frutos. La historia de la viña
es la historia del pueblo de Israel, la historia
de la humanidad. Ahora la viña del Señor es la
Iglesia, llamada a ser sacramento universal de
salvación. Su misión es, como señalaba la "Lumen
Gentium", anunciar y establecer el Reino de Dios,
cuyo germen se encuentra ya en este mundo. Para
que esto sea posible es necesario que todos los
cristianos tomemos conciencia de nuestra
responsabilidad en el trabajo de la viña: clérigos
y laicos, todos somos corresponsables. ¿Has
escuchado la llamada que Dios te hace a trabajar
en la viña?, ¿te has preguntado alguna vez cuál es
la parcela de la viña de la que te encarga el
Señor?
3.-
Todos somos
trabajadores activos en la viña del Señor.
En nuestras comunidades parroquiales se anuncia
estos días el plan del nuevo curso con multitud de
grupos y actividades -pequeñas parcelas- en las
que los miembros de la comunidad pueden colaborar.
La pasividad y el pasotismo son nefastos para la
Iglesia. Has recibido un carisma por parte de
Dios, no lo entierres miserablemente, sé generoso.
La mayoría de edad del laico dentro de la Iglesia
debe manifestarse dando testimonio en medio del
mundo, que es el lugar donde se desenvuelve su
actividad. Dejemos que cada cual aporte su granito
de arena en la construcción del Reino.
4.-
Los retos de la nueva evangelización.
Los trabajos del campo se han modernizado. Las
nuevas técnicas agrícolas han suavizado el rigor
del esfuerzo y han permitido la mejora de los
rendimientos. Sin embargo, da la sensación de que
la Iglesia ha quedado anquilosada en sus viejos
planteamientos y métodos, sin darse cuenta de los
retos que plantea hoy día la nueva evangelización,
el trabajo en la viña del Señor. El lenguaje no
llega ni se entiende, el hierático corsé litúrgico
impide a menudo la comunicación con la asamblea.
Los cristianos debemos afrontar los nuevos tiempos
con una actitud abierta, debemos escuchar la voz
de Dios que nos invita a trabajar en su viña y la
voz del pueblo de Dios que espera de nosotros una
actitud más evangélica. No basta con querer ir a
trabajar a la viña, hay que hacerlo con los medios
actuales, para que nuestros frutos no sean
raquíticos, sino abundantes. Los medios de
comunicación y las redes sociales son un medio
privilegiado para anunciar hoy el evangelio, junto
con el testimonio de vida y el acompañamiento
personal.
José María Martín OSA
www.betania.es
NO RESULTA FÁCIL
1. Resulta difícil, y a veces doloroso, ser enviados una y otra
vez a la viña del Señor. Entre otras cosas porque,
las resistencias o contradicciones con las que nos
encontramos, pueden llegar a mermar o debilitar
nuestras iniciativas. ¡Cuándo llegaremos a
comprender que no podemos ser más que el Maestro:
Jesús también se topó con incomprensiones y
descalificaciones!
Seguimos, un domingo más, en la viña y como viña del Señor. Y, al
escuchar el evangelio de este día, retomo las
palabras del Papa emérito Benedicto XVI en
Alemania: “hay una progresiva indiferencia
hacia la religión en las sociedades europeas”.
¡Qué peligrosa esta situación! ¿En qué valores sustentaremos el
futuro de nuestras democracias? ¿Será posible
prescindir del cristianismo (cuando algunos
intentan con guante blanco o negro dinamitarlo) y
mantener toda la estructura cultural, política,
social que ha surgido como consecuencia de él?
Hay muchas formas de tomar parte en un suicidio colectivo, en
una ruina moral de nuestras sociedades. Una de
ellas es precisamente la de quedarnos de brazos
cruzados. La de no trabajar para que, el
cristianismo, siga aportando a nuestra realidad
aquello que tanto necesita y echamos en falta:
ética, justicia, razón, progreso bien entendido y
valores trascendentales. De lo contrario…podemos
llegar a ser, sin darnos cuenta, viñadores
suicidas de la inmensa viña que nuestros
antepasados nos han dejado: la fe.
2. Muchas veces, más por demagogia que por convencimiento real,
miramos a las instancias eclesiales como aquellos
que matan las esperanzas de un nuevo modelo de
Iglesia. Como si, el cambio real de nuestra
Iglesia, dependiera de quien está arriba o abajo.
Todos, allá donde nos encontramos, podemos dar un
nuevo rostro, una nueva imagen a nuestra comunidad
eclesial: con nuestro testimonio eficaz, vivo y
comprometido. Y, ser cristiano o católico en estos
tiempos, es ser conscientes de que muchas cosas
las entendemos y las queremos al revés del mundo.
Lo contrario, por si lo hemos olvidado, sería una
traición al evangelio. No queremos una viña del
Señor con los sarmientos que el mundo pretende
injertarnos. No sería bueno una viña del Señor con
el “abono envenenado” que los poderes fácticos
intentan esparcir sobre lo santo y bueno que la
Iglesia guarda como depositaria de la fe. No sería
valiente, por temor o temblor, sucumbir ante los
viñadores homicidas que, por muchos y variados
intereses, intentan silenciar, vilipendiar y
debilitar la riqueza de la viña del Señor porque
la quieren a su antojo: en vez de uvas, quisieran
que produjera manzanas…y eso no puede ser.
3.- Seamos fieles a lo que el Señor nos ha confiado. No seamos
colaboradores de los que, con crítica destructiva
y bien orquestada, nos llaman a la deserción.
Mantengamos nuestra unión y, en ella, estará
nuestra fuerza. Somos la viña del Señor y, porque
somos de Él, estamos llamados a dar fruto divino
(no mundano), a explotar en yemas de caridad, de
amor, de justicia y de perdón. ¡Demos fruto y que
sea abundante! Pero no seamos homicidas de lo
mucho y bueno que el Señor ha sembrado en lo más
hondo de nuestras entrañas. ¿Lo intentamos? Seamos
fieles a lo que nos envía el Señor.
Javier Leoz
www.betania.es
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