¡Alégrate,
el Señor está contigo!
EVANGELIO DEL DÍA
Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de Vida eterna. Jn 6, 68
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Domingo,
10
de Septiembre
de 2023
DOMINGO
23° DURANTE
EL AÑO
Ezequiel 33, 7-9 / Romanos 13, 8-10 / Mateo 18,
15-20
Salmo Responsorial Sal 94, 1-2 .6-9
R/. "Ojalá hoy escuchen la voz del Señor"
Santoral:
San Nicolás de Tolentino
y Beato Francisco Garate
LECTURAS DEL DOMINGO
10
DE SEPTIEMBRE DE 2023
DOMINGO
23°
DURANTE EL AÑO
Si tú no hablas para advertir al malvado
te pediré cuentas de su sangre
Lectura
de la profecía de Ezequiel
33, 7-9
Así habla el Señor:
Hijo de Hombre, Yo te he puesto como centinela de
la casa de Israel: cuando oigas una palabra de mi
boca, tú les advertirás de mi parte. Cuando yo
diga al malvado:
«Vas a morir», si tú no hablas para advertir al
malvado que abandone su mala conducta, el malvado
morirá por su culpa, pero a ti te pediré cuenta de
su sangre. Si tú, en cambio, adviertes al malvado
para que se convierta de su mala conducta, y él no
se convierte, él morirá por su culpa, pero tú
habrás salvado tu vida.
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL
94, 1-2. 6-9
R.
¡Ojalá
hoy escuchen la voz del Señor!
¡Vengan, cantemos con júbilo al Señor,
aclamemos a la Roca que nos salva!
¡Lleguemos hasta Él dándole gracias,
aclamemos con música al Señor!
R.
¡Entren, inclinémonos para adorarlo!
¡Doblemos la rodilla ante el Señor que nos creó!
Porque
Él
es nuestro
Dios,
y nosotros, el pueblo que Él apacienta,
las ovejas conducidas por su mano.
R.
Ojalá hoy escuchen la voz del Señor:
«No endurezcan su corazón como en Meribá,
como en el día de Masá, en el desierto,
cuando sus padres me tentaron y provocaron,
aunque habían visto mis obras».
R.
El amor es la plenitud de la Ley
Lectura de la carta del Apóstol san Pablo
a los cristianos de Roma
13, 8-10
Hermanos:
Que la única deuda con los demás sea la del amor
mutuo: el que ama al prójimo ya cumplió toda la
Ley. Porque los mandamientos: "No cometerás
adulterio, no matarás, no robarás, no codiciarás",
y cualquier otro, se resumen en éste: "Amarás a tu
prójimo como a ti mismo".
El amor no hace mal al prójimo. Por lo tanto, el
amor es la plenitud de la Ley.
Palabra de Dios.
EVANGELIO
Si te escucha, habrás ganado a tu hermano
X Evangelio
de nuestro Señor Jesucristo
según san Mateo
18,15-20
Jesús dijo a sus discípulos:
Si tu hermano peca contra ti, ve y corrígelo en
privado. Si te escucha, habrás ganado a tu
hermano. Si no te escucha, busca una o dos
personas más, para que el asunto se decida por la
declaración de dos o tres testigos. Si se niega a
hacerles caso, dilo a la comunidad. Y si tampoco
quiere escuchar a la comunidad, considéralo como
pagano o publicano.
Les aseguro que todo lo que ustedes aten en la
tierra, quedará atado en el cielo, y lo que
desaten en la tierra, quedará desatado en el
cielo.
También les aseguro que si dos de ustedes se unen
en la tierra para pedir algo, mi Padre que está en
el cielo se lo concederá. Porque donde hay dos o
tres reunidos en mi Nombre, Yo estoy presente en
medio de ellos.
Palabra del Señor.
Reflexión
LA CORRECCIÓN FRATERNA
1.-
Si tu hermano peca, repréndelo a solas entre los
dos… Si no te hace caso, díselo a la comunidad, y
si no hace caso ni siquiera a la comunidad,
considéralo como un pagano o un publicano.
Nos parece evidente, y ha sido una práctica común
en todas las culturas y civilizaciones, que la
educación supone necesariamente la corrección
fraterna. Los padres tienen la gravísima
obligación de corregir a sus hijos, cuando estos
hagan algo que no es correcto, los maestros deben
corregir a sus discípulos, las autoridades tienen
la obligación de corregir a sus súbditos cuando
estos incumplan la ley. Y todos debemos
corregirnos mutuamente cuando hacemos algo mal, si
nos amamos de verdad. Pero la corrección fraterna
es tan necesaria como difícil de practicar. En la
corrección fraterna lo primero y último de debemos
buscar es el bien del prójimo, no, primariamente,
el bien propio, o el bien de la sociedad, aunque,
por supuesto, también debemos tener en cuenta
estos aspectos. Si la corrección fraterna no
consigue hacer bien al hermano, la corrección
resulta, al menos en parte, inútil. Hasta las
mismas cárceles tienen como función primera
corregir y convertir a los encarcelados; si no
consiguen esto, pierden su principal misión. En el
evangelio de hoy según san Mateo se habla
directamente de la corrección cristiana: corregir
al que se desvía o peca contra la fe cristiana. La
corrección fraterna cristiana es necesario que se
haga con mucho amor, y exclusivamente por amor a
la persona que peca contra la fe. Si la Iglesia
cristiana lo hubiera hecho siempre así se habrían
evitado muchas herejías dolorosas y muchísimos
castigos injustos. Los que mandan y gobiernan
dentro de la Iglesia, de cualquier manera que sea,
deben ser personas llenas de amor y de sana
pedagogía. Y no olvidemos que es toda la comunidad
cristiana, como tal comunidad, la que tiene la
obligación cristiana de corregir. El mismo Papa
cuando corrige lo hace en nombre de la comunidad y
por el bien de la comunidad. En fin, que, como
leeremos a continuación, en la carta de san Pedro
a los Romanos, todo lo que hagamos los cristianos
debemos hacerlo por amor y con amor.
2.-
A nadie le debáis nada más que amor; porque el que
ama tiene cumplido el resto de la ley.
San Pablo siempre fue valiente en sus palabras y
hechos, porque sabía que hablaba y obraba
impulsado por el Espíritu Santo. Para un judío de
su tiempo era muy fuerte decir que toda la ley se
resume en el amor. Los fariseos y autoridades
judías decían que lo primero es cumplir la ley.
Incluso ahora, nosotros solemos valorar la bondad
social o religiosa de una persona por su
cumplimiento de la ley. Pero san Pablo nos dijo en
muchas ocasiones a los cristianos que lo que nos
hacía buenos o malos cristianos no era el
cumplimiento de la ley, sino el amor que poníamos
en todo lo que hacíamos. Su famoso “himno al
amor”, de Corintios XIII, es maravilloso en este
sentido: sin amor no soy nada. Yo creo que san
Agustín cuando escribió su famosa frase: “ama y
haz lo que quieras”, estaba pensando que no decía
otra cosa que lo que dice, en varias ocasiones,
san Pablo. Que “uno que ama a su prójimo no le
hace daño; por eso amar es cumplir la ley entera”.
Por supuesto, que para que esto sea cierto hay que
entender siempre la palabra <amor> en un sentido
auténticamente cristiano, como lo hacían san Pablo
y san Agustín. Hoy se usa la palabra <amor> en
sentidos que no tienen nada que ver con el
auténtico significado cristiano de esta palabra.
3.-
Esto dice el Señor: Si yo digo al malvado;
“Malvado, eres reo de muerte”, y tú no hablas… el
malvado morirá por su culpa, pero a ti te pediré
cuenta de su culpa. El verdadero
profeta sabe que él es centinela de Dios, para
anunciar a la sociedad los peligros y males que le
amenazan. Como vemos, el profeta Ezequiel insiste
en el tema de la primera lectura: la corrección
fraterna. El profeta Ezequiel nos dice que Dios no
quiere que nadie se desentienda de los demás.
Todos los que vivimos dentro de una comunidad, por
muy amplia que esta sea, somos responsables de
alguna manera los unos de los otros. Todos los
cristianos podemos ser en algún momento mensajeros
de Dios para ayudar a los hermanos a ser un poco
mejores. Con nuestra palabra, o con nuestro
ejemplo. Siempre que actuamos con verdadero amor
cristiano estamos siendo de algún modo auténticos
mensajeros y profetas de Dios. Sólo actuando así
seremos verdaderos discípulos de Jesús de Nazaret.
Gabriel González del Estal
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LA
CORRECCIÓN MUTUA
La Palabra de Dios de este domingo nos propone hasta cinco temas
de reflexión: la corrección fraterna, el amor al
prójimo como resumen de todos los mandamientos, la
facultad de perdonar los pecados, la eficacia de
la oración en común y la presencia del Señor en
medio de la comunidad.
1.-
La corrección fraterna, un deber del cristiano. La
necesidad de la corrección fraterna aparece en la
primera lectura del profeta Ezequiel y en el
evangelio de Mateo. Ezequiel recibe el mandato del
Señor: “pon en guardia al malvado”, pues si no lo
haces “a ti te pediré cuenta de su sangre” y si
después de tu advertencia él no quiere cambiar de
conducta, al menos “has salvado tu vida”. Por
tanto, la puesta en práctica de la corrección
fraterna no sólo ha de ser posible, sino también
es algo necesario y obligatorio en la vida del
creyente. Jesús en el Evangelio nos da unas pistas
sobre la manera de realizar la corrección mutua.
Primero debes hablarlo personalmente con el
hermano antes de que sea demasiado tarde y se
extravíe definitivamente. Pero, ¿cómo hacerlo? No
lo dice Jesús, pero se deduce de su mensaje: con
amor y humildad. Si vas con aire superior,
creyendo que tú eres perfecto en todo y solo el
otro es el que se equivoca, tu misión no tendrá
éxito. Tu hermano lo tomará como una crítica
negativa y no verá tu buena intención. Hay que
emplear también buena dosis de prudencia, es decir
saber encontrar el momento oportuno para hacer la
corrección. Si conoces de verdad a tu hermano
sabrás también como va a reaccionar y qué tono
tienes que emplear: enérgico, suave o firme, según
los casos. Ante todo, decía San Agustín, “si
corriges, corrige con amor”. Jesús nos dice,
además, que si no te hace caso a ti, solicita la
ayuda de otro hermano para que sea más eficaz la
corrección. Y que el otro vea que lo haces porque
le quieres, no porque te regodees en la crítica
negativa. Hay que hacerlo con mucho tiento, pues
hay cosas personales que no es necesario airear
por ahí. Si no os hace caso a los dos, debes
reunir la comunidad para que con, el consejo y la
ayuda de todos, pueda recapacitar y recuperar la
senda correcta. Es más fácil evadirse, decir “no
es mi problema”, “allá él”, pero esto no es
cristiano.......Es difícil llevar a cabo la
corrección fraterna, pues también requiere
humildad por parte del que recibe la corrección.
En nuestros días los niños suelen estar
“hiper-protegidos” por los padres. Si alguien le
dice a un padre que su hijo ha hecho una
gamberrada es posible que el padre reaccione mal,
retirándole el saludo o respondiendo con malas
palabras. Sin embargo, los padres inteligentes,
que saben educar bien a sus hijos, saben aceptar
bien la crítica y ponen remedio a la mala conducta
de su hijo.
2.-
Regalar el perdón. No
hay nadie que esté sin pecado, todos tenemos
fallos y por eso lo mejor es aceptar lo que nos
dice un hermano que quiere nuestro bien. A lo
corrección fraterna yo la llamaría “corrección
mutua”, porque todos somos perdonadores y
perdonados. Atar y desatar tenía relación con lo
prohibido y lo permitido. Jesús lo aplica al
perdón. Lo dice a todos sus discípulos, pues todos
en un momento determinado podemos regalar el
perdón, aunque haya algunos ministros que son
servidores del perdón de Dios en el sacramento de
la Reconciliación.
3.-
“Amar es cumplir la ley entera”. Son
palabras de San Pablo en la Carta a los Romanos.
El que ama al prójimo como a uno mismo cumple
todos los mandamientos. San Agustín nos dejó una
sentencia definitiva: “Dilige, et quod vis, fac”,
es decir “ama y haz lo que quieras”. No es ésta
una invitación al desmadre, o a que cada uno haga
lo que le dé la gana. Fijémonos en la primera
palabra “Ama”, pero ama de verdad, como Jesucristo
nos amó, de forma gratuita y desinteresada. El que
tiene como norma de su vida el amor auténtico, no
podrá hacer nunca daño a su hermano y todo lo que
realice tendrá la impronta de la buena intención.
Si uno ofende o se porta mal, en el fondo no ama
de verdad. Pero es necesario que antes veamos a
todos con ojos de hermano. Cuentan que un niño de
9 años tuvo que abandonar la aldea donde vivían
porque la guerra había destruido su casa, y sus
padres habían muerto. Con otros muchos hombres y
mujeres buscaba refugio donde poder huir de la
tragedia. Con él, sobre sus hombros, iba un
hermano de 4 años. Después de varias horas de
camino, un hombre se le quedó mirando y le dijo:
“Me admira cómo puedes aguantar sin cansarte con
ese niño a cuestas”. Pero nuestro héroe contesto:
“No me pesa, es mi hermano”. Esta es la clave,
considerar siempre al otro como un hermano de tu
propia sangre. Este mismo amor es el que demostró
esa madre peruana que protegió de las llamas con
su propio cuerpo a su hijo tras el accidente de
avión ocurrido la semana pasada ¿Cabe más amor?
4.-
Jesús nos anima a pedir.
Ya en una ocasión nos dijo “Pedid y se os dará”.
Ahora nos recuerda que si esa petición es en común
tiene más fuerza. Es lo que hacemos en la
Eucaristía cada domingo. La oración universal es
llamada también “oración de los fieles”. Nos
unimos a cada petición personal, asumiendo los
problemas e inquietudes de todos nosotros y de la
humanidad entera. ¡Qué bonito es cuando alguien
pide por algo personal o familiar y todos juntos
oramos por su intención!
5.-
Jesús está con nosotros. Notamos
de verdad la presencia de Jesucristo en medio de
la comunidad cuando nos reunimos para orar en
común. El ha prometido que siempre estará en medio
de nosotros cuando “dos o más se reúnen en su
nombre”. Más de dos personas, miles de
voluntarios, muchos de ellos jóvenes, dedican sus
vacaciones a trabajar en campos trabajo solidarios
o como misioneros. He tenido la gracia de tener
esta experiencia en este verano en la misión de
los PP. Agustinos de Tolé (Panamá). Los 9 jóvenes
que compartieron esta experiencia conmigo vinieron
entusiasmados. Allí estaba presente Jesucristo,
allí se palpaba la fuerza del Espíritu, que nos
impulsa a auténtica revolución del amor. En las
gentes sencillas, campesinos e indígenas pudimos
apreciar la alegría del evangelio que da sentido a
nuestra vida. Cuando oramos juntos, cuando
compartimos la vida y los sufrimientos de los
débiles, cuando vemos su generosidad y acogida nos
damos cuenta de que allí está el Señor.
José María Martín OSA
www.betania.es
¿SOMOS EXPLORADORES O DESCUBRIDORES DE CRISTO?
“Ayudad a los hombres a descubrir la verdadera
estrella que indica el camino: ¡Jesucristo! “ Lo
dijo el Papa Benedicto en Colonia en aquellas
famosas Jornadas Mundiales de la Juventud .
1. Atar en la tierra, con los nudos de Jesús, muchas veces
conlleva la crítica y no, precisamente, el aplauso
fácil. Desatar, según las modas o estrategias que
nos acosan y nos uniforman, pueden llevarnos a ese
olvido de Dios, del cual también hablaba a los
jóvenes el Papa. Lo cierto es que, la Iglesia,
sigue siendo esa atalaya desde la cual se puede
divisar todo lo, mucho y bueno, que la fe ofrece y
todo lo que Dios es capaz de realizar por el
hombre.
Es cómodo dejarnos llevar por una religión a la carta (cojo lo
quiero y cuando quiero) pero las consecuencias
pueden ser fatales en los momentos de turbación y
de crisis. El Evangelio de este domingo es una
llamada a la esperanza a esta iglesia a la cual
pertenecemos. Su fin, llevar a los hombres hasta
Dios, ha de ir también alimentado por un
clarificar las conciencias de los hombres de hoy y
por un despertar las entrañas de una sociedad que
parece vivir montada en el caballo de su propia
autosuficiencia y arrogancia.
2. El perdón es una actitud evangélica, y un medio terapéutico
que libera al que lo otorga y reaviva al que lo
recibe. En cierta ocasión, un discípulo, comentaba
a su maestro lo difícil que le resultaba perdonar.
Que siempre, junto a ese afán, en su mente, se le
cruzaban sentimientos de orgullo y de amor propio
que le impedían dar ese paso hacia la
reconciliación. El maestro espiritual le
respondió: qué poco esfuerzo te costaría si
pensaras que, arriba, es Dios quien es perdonado
por ti en el hermano.
Un psicólogo norteamericano, Robert Enright, afirmó que las
personas que han sido profunda e injustamente
heridas pueden sanar emocionalmente perdonando a
su ofensor. El insigne fraile dominico Henri
Lacordaire dijo: "¿Quieres ser feliz un instante?
Véngate. ¿Quieres ser feliz toda la vida?
Perdona".
3. Los cristianos, y volviendo al principio, hemos de enseñar a
descubrir la estrella de la fe con aquello que es
peculiar y original en ella: el perdón con amor.
Acostumbrados a vivir en una sociedad que todo lo
airea, distorsiona y todo lo pregona, el mensaje
cristiano nos alerta sobre una dimensión
totalmente nueva: hazlo con amor y…perdona.
La urbanidad, en las formas y en los modos, no es precisamente la
tónica dominante de la realidad que nos rodea.
Jesús, por el contrario, nos orienta en el sentido
de recuperar y potenciar el sentido de hermandad
que debe existir entre aquellos que llevamos el
distintivo de la cruz.
Es bueno leer el evangelio de este domingo desde dos dimensiones:
la iglesia de hermanos (que se quiere y se
perdona) y la iglesia en oración (que vive, siente
y se edifica con la presencia del Señor).
Javier Leoz
www.betania.es
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