Celebrando la Vidaen el Nuevo Milenio Guiones para la celebración de la Cena del Señor Ciclo "A" Miguel Ángel Osimani EDICIONES BETANIA
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DOMINGO 23 DE ABRIL DE 2023 DOMINGO TERCERO DE PASCUA
PREPARACIÓN: Antes de la salida del celebrante.
Celebramos hoy el tercer domingo de Pascua, y lo hacemos con inmensa alegría, porque el Señor vive entre nosotros, y porque su vida es también nuestra vida. Que la Palabra que vamos a escuchar y la Eucaristía que vamos a comer, nos mantengan en la esperanza de su retorno. Entonces Él vencerá definitivamente todo el mal que hay en el mundo y en nosotros; aquel que ya desde ahora debemos vencer nosotros cada día.
AMBIENTACIÓN: Luego del saludo inicial y antes del acto penitencial.
El Señor resucitado se nos manifiesta hoy a nosotros, tal como a los discípulos de Emáus, para acompañar nuestro camino; y su presencia en medio de la Iglesia se patentiza en su Palabra, en la Eucaristía, en la Jerarquía y su Magisterio; pero también su presencia está en nuestro prójimo, y hoy nos pide que en nuestro anuncio hagamos patente su presencia.
1ª. LECTURA: (Hch 2, 14. 22-33) (texto)
En este hermoso relato escuchamos, por boca de san Lucas, el comienzo de la predicación de la primitiva Iglesia.
SALMO RESP.: (15, 1-2a. 5. 7-11) (texto)
R. Señor, me harás conocer el camino de la vida.
2ª. LECTURA: (1 Pe 1, 17-21) (texto)
El primero de los Apóstoles nos exhorta a conformar realmente nuestras vidas con la nueva, recibida por la gracia de la Sangre de Cristo.
EVANGELIO: (Lc 24, 13-35) (texto)
Escuchemos a Jesús, que hoy, en el Evangelio, como a los discípulos de Emaús, nos habla a cada uno de nosotros.
ORACIÓN DE LOS FIELES:
CELEBRANTE:
Y ahora hermanos, oremos con fe al Padre que nos ama. Él, que ha resucitado a Jesucristo de entre los muertos, también nos llenará de su vida.
GUÍA: A cada una de las intenciones responderemos orando:
"SEÑOR, QUE POR TU PALABRA ARDA NUESTRO CORAZÓN" v Padre, para que en tu Santa Iglesia y el Papa Francisco, se nos haga siempre presente Jesús resucitado, te pedimos...
v Padre, para que guiados por nuestro obispo y nuestros sacerdotes encontremos más y más a tu Hijo presente en nuestro camino, te pedimos...
v Padre, para que todos los que habitamos esta nación, hagamos realidad en nuestras vidas el mensaje del Evangelio, te pedimos...
v Padre, para que todos los que sufren pongan su esperanza sólo en tu Hijo y encuentren en nosotros al hermano que necesitan para que los ayude y acompañe en su camino, te pedimos...
v Padre, para que todos los miembros de nuestra comunidad sepamos descubrir la presencia de Jesús resucitado en todas sus manifestaciones, y también en cada uno de nuestros hermanos, te pedimos...
CELEBRANTE:
Dios y Padre nuestro, Tú que has llenado el mundo de alegría con la resurrección de tu Hijo, concédenos vivir unidos a su amor para alcanzar con Él la gloria. Te lo pedimos por Él, que contigo vive y reina por los siglos de los siglos.
PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS:
Ofrezcamos al Padre eterno, nuestro sincero deseo de descubrir la presencia de Jesús en todas sus manifestaciones, haciendo de nuestras vidas, una ofrenda agradable a Él.
Al término del “Lavatorio de Manos” y cuando el celebrante vuelve al centro del altar y antes de la oración siguiente, se hace poner de pie a la asamblea
DIALOGO DEL PREFACIO:
Jesús no sólo que nos redimió, sino que se quedó para siempre, para caminar junto a nosotros, por eso hoy, con alegría, demos gracias al Padre de los Cielos.
COMUNIÓN:
En el Evangelio hemos escuchado cómo los discípulos reconocieron a Jesús al partir el pan y al recibirlo de sus manos; ahora, nuevamente ha realizado ese gesto y se nos da a nosotros como alimento; que nuestro vibrante Amén, al recibirlo, manifieste también nuestro reconocimiento.
COMUNIÓN ESPIRITUAL: Al término de la distribución de la comunión.
Hermanos: Todos aquellos que no han podido acercarse a recibir a Jesús Sacramentado, pueden hacer la Comunión Espiritual rezando la siguiente oración:
Creo Señor mío que estás realmente presente en el Santísimo Sacramento del altar. Te amo sobre todas las cosas y deseo ardientemente recibirte dentro de mi alma; pero, no pudiendo hacerlo ahora sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón. Y como si te hubiese recibido, me abrazo y me uno todo a Ti; Oh Señor, no permitas que jamás me separe de Ti. Amén.
DESPEDIDA:
Al terminar nuestra celebración, comprometámonos a ser para nuestros hermanos, otros Jesús, que al acompañarlos en su camino, les manifestemos la Buena Noticia de la salvación.
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