Celebrando la Vida

en el

Nuevo Milenio

Guiones para la celebración de la Cena del Señor

Ciclo "C"

Miguel Ángel Osimani

EDICIONES BETANIA

 

 

 

 

DOMINGO 6 DE NOVIEMBRE DE 2022

DOMINGO 32º DURANTE EL AÑO

 

 

PREPARACIÓN: 

Antes de la salida del celebrante

 

Queridos hermanos, con gran alegría, en el Día del Señor, nos encontramos reunidos en su nombre, para celebrar el domingo trigésimo segundo durante el año, de este año litúrgico que ya va llegando a su fin, y en nuestras celebraciones suena ya el recuerdo del Reino de Dios, al cual todos estamos llamados.

 

AMBIENTACIÓN: 

Luego del saludo inicial y antes del acto penitencial

 

Hoy el Señor nos manifiesta que Él es un Dios de vivos y no de muertos y quien cree realmente en Él, vivirá eternamente, y es por eso que nosotros creemos en la resurrección y en la vida que dura para siempre. Y el Evangelio nos da la clave para mantenernos en esta fe, en esta esperanza y en esta fortaleza ante los vaivenes de la vida.

 

1ª. LECTURA:  (2 Mac 6, 1; 7, 1-2. 9-14)        (Ver texto)

 

En este texto, que puede llegar a estremecernos, escucharemos la historia de la esperanza de unos mártires del Antiguo Testamento, que más allá de las torturas y de la muerte, confían en que Dios los resucitará.

 

SALMO RESP.:     (16, 1. 5-6. 8b. 15)    (Ver texto)

 

                       R.    ¡Señor, al despertar, me saciaré de tu presencia!

 

2ª. LECTURA:    (2 Ts 2, 16-3, 5)    (Ver texto)

 

Pablo nos proclama un mensaje de esperanza: aunque la vida del cristiano es una trama de luchas y dificultades, Dios le ama, le da consuelo y una gozosa esperanza, pero también le da fuerzas para el bien y para el anuncio del Evangelio.

 

EVANGELIO:   (Lc 20. 27-38)      (Ver texto)

 

Jesús, con motivo de una estrafalaria pregunta de los saduceos, nos volverá a recordar la gran esperanza: la vida eterna más allá de la muerte.

 

ORACIÓN DE LOS FIELES:

 

CELEBRANTE:

 

Y ahora, pidamos a nuestro Padre del Cielo, con la certeza que Él escucha nuestras súplicas, por la Iglesia, por todos los hombres, nuestros hermanos y por nosotros mismos.

 

GUÍA:  A cada una de las peticiones responderemos orando:

 

"SEÑOR, DANOS PERSEVERANCIA EN EL AMOR"

 

v Padre, porque queremos escuchar siempre tus enseñanzas en la palabra de la Iglesia y del Santo Padre, para encaminarnos sin error hacia la vida que dura para siempre, siendo semillas de esperanza para un mundo que espera que le aportemos el sentido de la vida, la felicidad de vivir y la alegría de Dios, te pedimos...

 

v Porque queremos que nuestra Iglesia diocesana, junto a su Obispo y sus sacerdotes, fortalezca verdaderos lazos de fraternidad y proclamemos juntos nuestra fe en la resurrección y en el Dios de los vivos que nos hace hermanos en la fe, te pedimos...

 

v Porque queremos que todos los habitantes de nuestra Patria, especialmente los que tienen la responsabilidad de su gobierno, actuemos con honestidad, justicia y solidaridad, para poder construir una nación de hermanos, te pedimos...

 

v Para que tantos hermanos nuestros que se encuentran sufriendo, puedan encontrar en el ofrecimiento de su dolor, alivio, fortaleza y esperanza, te pedimos...

 

v Porque queremos que todos los cristianos, aún en medio de las dificultades presentes, nuestra fe en la resurrección sea una fuerza invencible para hacer el bien, siendo con nuestras vidas, verdaderos testimonios de esperanza, te pedimos...

 

CELEBRANTE:

 

Padre nuestro, Señor del mundo, escucha esta plegaria que te dirigimos llenos de esperanza. Abre los brazos de tu amor y reúne en tu seno a todos los hombres y mujeres del mundo. Te lo pedimos por Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina por los siglos de los siglos.

 

PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS:

 

Ofrezcámonos ahora nosotros mismos, con todas nuestras cosas y con el sincero deseo de que ellas no sean un obstáculo en nuestro camino hacia el Reino de Dios.

 

Al término del “Lavatorio de Manos” y cuando el celebrante vuelve al centro del altar y antes de la oración siguiente, se hace poner de pie a la asamblea

 

DIÁLOGO DEL PREFACIO:

Al iniciarse el Prefacio (antes de "El Señor esté con vosotros")

 

Participemos ahora de la acción de gracias al Padre, porque Jesucristo, con su muerte y resurrección, nos ha abierto el camino de la vida para siempre. Con alegría, con esperanza, alabémoslo y démosle gracias.

 

COMUNIÓN:

 

En el Evangelio el Señor nos ha hablado de la vida eterna, del Reino de Dios al que todos estamos llamados, y ahora Él mismo se nos ofrece como un anticipo de ese banquete.

 

COMUNIÓN ESPIRITUAL:

Al término de la distribución de la comunión.

 

Hermanos:

Todos aquellos que no han podido acercarse a recibir a Jesús Sacramentado,

pueden hacer la Comunión Espiritual rezando la siguiente oración:

 

Creo Señor mío que estás realmente presente

en el Santísimo Sacramento del altar.

Te amo sobre todas las cosas y deseo

ardientemente recibirte dentro de mi alma;

pero, no pudiendo hacerlo  ahora sacramentalmente,

ven al menos espiritualmente a mi corazón.

Y como si te hubiese recibido, me abrazo

y me uno todo a Ti;

Oh Señor, no permitas que me separe de Ti.

Amén.

 

DESPEDIDA:

 

Esta celebración que ahora concluimos, debe ayudarnos a meditar sobre la esperanza total que nos muestra Cristo: la eternidad que se nos promete es total e individualizada, nosotros, cada uno, con su nombre y su apariencia física viviremos, un día, junto a la Luz que nunca se apaga.