Celebrando la Vida

en el

Nuevo Milenio

Guiones para la celebración de la Cena del Señor

Ciclo "C"

Miguel Ángel Osimani

EDICIONES BETANIA

 

 

DOMINGO 31 DE JULIO DE 2022

DOMINGO 18º DURANTE EL AÑO

 

PREPARACIÓN: 

Antes de la salida del celebrante

 

Celebramos hoy el domingo décimo octavo durante el año, con esta Eucaristía que debe llevarnos a la actitud equilibrada del cristiano de hoy y de siempre, que viene dictada por la realidad que ha surgido en nosotros con el bautismo: resucitados con Cristo debemos buscar las realidades de arriba. Allí reside el sentido de nuestra vida.

 

AMBIENTACIÓN: 

Luego del saludo inicial y antes del acto penitencial

 

El Señor hoy nos pone en guardia contra nuestra búsqueda equivocada de felicidad en la acumulación de riquezas, de bienes materiales, siendo la muerte la que marca el final de su posesión. La verdadera felicidad está en ser espiritualmente ricos a los ojos de Dios, riqueza que durará para siempre. Y Él nos dice que, como administradores de los bienes, debemos, con ellos, ayudar a los demás.

 

1ª. LECTURA:  (Ecle 1, 2; 2, 21-23)        (Ver texto)

 

Del Antiguo Testamento leemos este texto, que quiere expresarnos que el trabajo no debe ser todo en nuestra vida, que ante todo, debe estar orientada hacia Dios.

 

SALMO RESP.:     (89, 3-6. 12-14. 17)    (Ver texto)

 

                    R.   Señor, Tú has sido nuestro refugio.          

 

2ª. LECTURA:    (Col 3, 1-5. 9-11)    (Ver texto)   

 

Buscar las realidades de arriba no es únicamente un consejo moralizante de san Pablo, sino una consecuencia de nuestra realidad de hijos de Dios.

 

EVANGELIO:   (Lc 12, 13-21)      (Ver texto)

 

En esta parábola que vamos a escuchar en el santo Evangelio, Jesús nos enseña que la riqueza no es un mal en sí misma, ella nos hace muy difícil el camino hacia el Reino de Dios.

 

ORACIÓN DE LOS FIELES:

 

CELEBRANTE:

 

Hermanos, como verdaderos hijos de un mismo Padre, presentémosle ahora nuestras necesidades, en la certeza que Él siempre nos escucha y nos concede todo aquello que nos asegura la verdadera felicidad: la vida eterna.

 

GUÍA:  A cada una de las peticiones responderemos orando:

 

"SEÑOR, ESCUCHA NUESTRA ORACIÓN"

 

v Señor de la vida, te pedimos por la Santa Iglesia y el Papa Francisco, para que en su enseñanza podamos descubrir que lo importante no es amasar riquezas y honores, sino ser ricos a tus ojos, y que sólo así podremos vivir serenos y tranquilos, sin temer ni a la muerte ni a la vida, oremos...

 

v Te pedimos por nuestros obispos y nuestros sacerdotes, para que sus ejemplos de vida nos fortalezcan en la tarea de vivir como personas resucitadas, revestirnos de Cristo y dando muerte al hombre viejo, vivir como hombres nuevos, gobernados por la gracia de Dios, oremos...

 

v Te pedimos por nuestra querida patria, para que todos los que habitamos esta tierra, trabajemos incansablemente por que una justicia tan largamente esperada, llegue a tantos hermanos que sufren a causa de su ausencia, oremos...

 

v Te pedimos por tantas familias de nuestra comunidad que se encuentran sufriendo, para que sientan tu mano providente y tu amor de Padre, en nuestra ayuda fraterna, oremos...

 

v Te pedimos por todos los que integramos esta comunidad, para que nunca cerremos nuestro corazón por el apego a las riquezas, sino que busquemos por sobre todas la cosas, el tesoro de la riqueza espiritual que da la verdadera felicidad, oremos...

 

CELEBRANTE:

 

Padre bueno, te pedimos que atiendas estas súplicas que hemos puesto en tus manos y nos concedas la fortaleza y sabiduría necesarias para que siempre busquemos, por sobre toda riqueza y seguridad material, los bienes eternos. Te lo pedimos por Cristo, nuestro Señor.

 

PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS:

 

Un sincero compromiso a ser hombres nuevos, que buscan por sobre toda riqueza material, la verdadera, la del espíritu, es lo que ahora debemos ofrecerle a nuestro Padre del Cielo.

 

Al término del “Lavatorio de Manos” y cuando el celebrante vuelve al centro del altar y antes de la oración siguiente, se hace poner de pie a la asamblea

 

DIÁLOGO DEL PREFACIO:

Al iniciarse el Prefacio (antes de "El Señor esté con vosotros")

 

Con inmensa alegría elevemos nuestra acción de gracias a Dios, porque en su Hijo nos ha dado la felicidad eterna y el camino seguro para llegar a ella.

 

COMUNIÓN:

 

El entrar en comunión con Cristo es entrar también en comunión con todos nuestros hermanos; es hacernos otros Cristo, con sus mismos sentimientos y con su mismo obrar.

 

COMUNIÓN ESPIRITUAL:

Al término de la distribución de la comunión.

 

Hermanos:

Todos aquellos que no han podido acercarse a recibir a Jesús Sacramentado, pueden hacer la Comunión Espiritual rezando la siguiente oración:

 

Creo Señor mío que estás realmente presente

en el Santísimo Sacramento del altar.

Te amo sobre todas las cosas y deseo

ardientemente recibirte dentro de mi alma;

pero, no pudiendo hacerlo  ahora sacramentalmente,

ven al menos espiritualmente a mi corazón.

Y como si te hubiese recibido, me abrazo

y me uno todo a Ti;

Oh Señor, no permitas que jamás me separe de Ti.

Amén.

 

DESPEDIDA:

 

Esta Eucaristía que hemos celebrado, debe producir en cada uno de nosotros, un sincero compromiso a no vivir ya más condicionado, en nuestra vida espiritual, por las convulsiones y preocupaciones de las riqueza materiales.