Celebrando la Vidaen el Nuevo Milenio Guiones para la celebración de la Cena del Señor Ciclo "A" Miguel Ángel Osimani EDICIONES BETANIA
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MARTES 15 DE AGOSTO DE 2023 SOLEMNIDAD DE LA ASUNCIÓN DE LA BIENAVENTURADA VIRGEN MARÍA
PREPARACIÓN: Antes de la salida del celebrante
La liturgia de hoy nos invita a dirigir
nuestra mirada hacia la Virgen, a la que todas las generaciones llaman
bienaventurada, porque el Poderoso hizo obras grandes por ella. esta
antiquísima y querida solemnidad de la Virgen, que año tras año vuelve a
alegrar el corazón de los creyentes, es una invitación a mirar hacia lo
alto, a mirar a María glorificada también en su cuerpo, para que recuperemos
el auténtico sentido de la existencia y nos animemos nuevamente a caminar
con confianza por los caminos de la vida.
AMBIENTACIÓN:
Luego del saludo inicial y antes del acto
penitencial
María, en cuerpo y alma
en el cielo, es una señal para nosotros de las maravillas que Dios ha de
obrar en aquellos que creen y esperan en Él. Es una señal que nos llama a la
actitud propia de la existencia cristiana: la esperanza, aún en medio de las
dificultades de este mundo; que nos llama al compromiso, poniendo manos a la
obra en el servicio a tantos hermanos que necesitan de nuestra presencia, de
nuestra ayuda.
1ª. LECTURA: (Apoc
11, 19a; 12, 1-6a. 10ab)
(Ver
texto)
María es figura de la
Iglesia porque dio a luz al que sería el rey de todos los pueblos. Su
asunción es signo para toda la humanidad de la victoria de nuestro Dios
sobre el mal, el pecado y la muerte
SALMO RESP.:
(44, 10b-12.
15b-16)
(Ver texto)
R.
¡De pie a tu derecha
está la Reina, Señor!
2ª. LECTURA:
(1
Cor 15, 20-27a) (Ver
texto)
Cristo es la primicia de
los que resucitaron de entre los muertos. María, tan próxima a su Hijo, por
su fe, por su divina maternidad, ha compartido ya también su victoria sobre
la muerte
EVANGELIO:
En el santo Evangelio
cantamos juntos con María, la alabanza del Dios que salva, del Dios de los
pobres y humildes
ORACIÓN DE LOS FIELES:
CELEBRANTE:
Después de haber
escuchado la Palabra de Dios y de guardarla en el corazón, oremos por
intercesión de María, por todo aquello que Ella, glorificada en el cielo,
desea para toda la humanidad.
GUÍA:
A cada una de las
peticiones responderemos orando:
"POR
MARÍA, ESCÚCHANOS SEÑOR"
v
Padre, para que la
Iglesia y el Papa Francisco, siendo testimonio de pobreza y humildad,
sea enaltecida por la fuerza de tu Espíritu, te pedimos... v
Para que podamos formar,
junto a nuestros obispos, comunidades diocesanas verdaderamente comprometidas
en el servicio a los hermanos, sobre todo a los más pobres y sufrientes, te
pedimos...
v
Por
la paz en el mundo, para
para que el Señor conceda a las poblaciones y
gobernantes,
la sabiduría y la fuerza necesarias para llevar adelante con determinación
el camino de la paz, te pedimos.... v
Para que nuestra
Patria vuelva a ser tierra de María, en donde los hambrientos sean colmados
de bienes, y los poderosos consideren que sus manos están vacías ante Dios,
te pedimos... v
Para que todos
los pobres, los humildes, encuentren en María la fortaleza en medio de sus
necesidades, sabiendo que ellos son los bienaventurados de tu Reino, te
pedimos... v
Para que todos
los católicos, sabiendo que María ya está en el Cielo gloriosa en cuerpo y
alma, como se nos ha prometido, nos renueve la esperanza en nuestra futura
inmortalidad y felicidad perfecta para siempre, te pedimos...
CELEBRANTE:
Dios y Padre nuestro,
escucha las plegarias y anhelos de tu pueblo que te suplica y concédenos
ser, como María, servidores de los necesitados. Te lo pedimos por tu Hijo
Jesucristo, que contigo vive y reina por los siglos de los siglos.
PRESENTACIÓN DE LAS
OFRENDAS:
En medio de un mundo que vive angustiado,
los cristianos debemos ser un auténtica señal de esperanza; pongamos junto
al pan y el vino nuestra disposición a serlo.
Al término del “Lavatorio
de Manos” y cuando el celebrante vuelve al centro del altar y antes de la
oración siguiente, se hace poner de pie a la asamblea
DIÁLOGO DEL PREFACIO:
Al iniciarse el Prefacio (antes de
"El Señor esté con vosotros")
Como creyentes en Cristo
resucitado, elevemos nuestra gozosa acción de gracias, porque María,
primicia de la Iglesia gloriosa, comparte ya la Pascua del Señor.
COMUNIÓN:
Jesucristo, nacido de
María Virgen, que murió y resucitó para darnos a todos la plenitud de la
vida, es el verdadero Pan de Vida, el alimento que ahora es nuestra comunión
con Él y con nuestros hermanos.
COMUNIÓN ESPIRITUAL:
Al
término de la distribución de la comunión.
Hermanos:
Todos aquellos que no
han podido acercarse a recibir a Jesús Sacramentado,
pueden hacer la Comunión
Espiritual rezando la siguiente oración:
Creo Señor mío que estás
realmente presente
en el Santísimo
Sacramento del altar.
Te amo sobre todas las
cosas y deseo
ardientemente recibirte
dentro de mi alma;
pero, no pudiendo
hacerlo ahora sacramentalmente,
ven al menos
espiritualmente a mi corazón.
Y como si te hubiese
recibido, me abrazo
y me uno todo a Ti;
Oh Señor, no permitas
que jamás me separe de Ti.
Amén.
DESPEDIDA:
Al volver a nuestros
hogares, "pidamos a María que ayude a los hombres y a las mujeres de nuestro
tiempo a vivir con fe y esperanza en este mundo, buscando en todas las cosas
el Reino de Dios."
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