Celebrando la Vidaen el Nuevo Milenio Guiones para la celebración de la Cena del Señor Ciclo "A" Miguel Ángel Osimani EDICIONES BETANIA
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DOMINGO 5 DE FEBRERO DE 2023 DOMINGO 5º DURANTE EL AÑO
PREPARACIÓN: Antes de la salida del celebrante
Nos encontramos aquí reunidos, en este domingo quinto durante el
año, para la celebración de la Eucaristía, en la que Cristo se hace luz,
fuerza, testigo del verdadero amor, entrega de Dios a los hombres, para que
vivamos una vida nueva: la del Señor.
AMBIENTACIÓN:
Luego del saludo inicial y antes del acto
penitencial
El Señor hoy nos manifiesta que, tal como Cristo es la luz que ilumina a las
naciones, así todos los que quieres ser sus discípulos deben ser también
luz. iluminando en medio de las tinieblas de este mundo. Hoy el Señor nos
exhorta a cada uno de nosotros a que seamos verdaderos discípulos suyos, sus
apóstoles, sal de la tierra y luz del mundo, y a que demos testimonio de
tales, con nuestras vidas, con nuestras obras.
1ª. LECTURA: (Is
58, 7-10)
(Ver
texto)
El Profeta nos habla de la luz, que va unida con la caridad con los demás,
que es la actitud indispensable para quien quiera ser verdaderamente luz.
SALMO RESP.:
(111, 4-9) (Ver texto)
R.
Para los buenos brilla una luz en las
tinieblas.
2ª. LECTURA:
(1 Co 2, 1-5) (Ver
texto)
El Apóstol nos manifiesta que si somos luz del mundo, tenemos que hacer que
brille el objeto central de nuestra fe: Cristo crucificado.
EVANGELIO:
(Mt 5, 13-16)
(Ver
texto)
Jesús nos
manifiesta ahora, en su Evangelio, el cómo debemos comportarnos si queremos
ser verdaderamente discípulos suyos.
ORACIÓN DE LOS FIELES:
CELEBRANTE:
Dirijamos ahora. a nuestro Padre del
Cielo, nuestra súplica confiada, pidiendo por las necesidades de la Iglesia
y la de todos los hombres, nuestros hermanos.
GUÍA:
A cada una de las
peticiones responderemos orando:
"SEÑOR,
ESCÚCHANOS Y HAZNOS LUZ DEL MUNDO"
v
Por la Santa Iglesia, el Papa Francisco, para que hoy más que nunca, sea
instrumento de concordia, de unión y signo de salvación para todos los
pueblos, oremos... v
Por nuestro obispo y todos nuestros sacerdotes, para que sean siempre fieles
y celosos dispensadores de los misterios de Reino, oremos... v
Por la paz del mundo, para que cesen definitivamente todos los
derramamientos de sangre y todos los hombres alcancen una verdadera y
auténtica libertad, tanto en sus cuerpos como en sus espíritus, oremos... v
Por nuestra patria, para que cada uno asuma, rechazando todo egoísmo
personal y sectorial, su papel de constructor de una verdadera patria de
hermanos, oremos... v
Por nuestra comunidad, para que viviendo íntimamente unidos a Jesucristo,
demos testimonio con nuestras obras y con nuestras vidas, de la llegada de
su Reino, oremos...
CELEBRANTE: Dios y Padre nuestro, tu Hijo
nos ha dicho "Yo soy la luz del mundo; el que me sigue tendrá la luz de la
vida"; concédenos, junto con estas súplicas, la sabiduría necesaria para
seguirlo siempre, en medio de las tinieblas de este mundo. Te lo pedimos por
Él, que contigo vive y reina por los siglos de los siglos..
PRESENTACIÓN DE LAS
OFRENDAS:
Pongamos sobre la mesa del altar, todo lo que somos y todo lo que tenemos;
lo malo que hay en nosotros para que el Señor lo transforme y lo poco bueno
que tenemos para que Él lo consagre.
Al término del “Lavatorio
de Manos” y cuando el celebrante vuelve al centro del altar y antes de la
oración siguiente, se hace poner de pie a la asamblea
DIÁLOGO DEL PREFACIO:
Al iniciarse el Prefacio (antes de
"El Señor esté con vosotros")
Iniciamos ahora la gran oración de acción de gracias al Padre. Y hoy
especialmente demos gracias porque Cristo se hace para nosotros luz y
fuerza, entrega y realización de amor.
COMUNIÓN:
Hemos visto la luz del Señor y la vamos a llevar a todo el mundo; para esta
misión Él nos ha dejado el pan y el vino, su Cuerpo y Sangre, para caminar
el difícil camino de la vida y ser luz y antorcha para todos.
COMUNIÓN ESPIRITUAL:
Al
término de la distribución de la comunión.
Hermanos:
Todos aquellos que no
han podido acercarse a recibir a Jesús Sacramentado, pueden hacer la
Comunión Espiritual rezando la siguiente oración:
Creo Señor mío que estás
realmente presente
en el Santísimo
Sacramento del altar.
Te amo sobre todas las
cosas y deseo
ardientemente recibirte
dentro de mi alma;
pero, no pudiendo
hacerlo ahora sacramentalmente,
ven al menos
espiritualmente a mi corazón.
Y como si te hubiese
recibido, me abrazo
y me uno todo a Ti;
Oh Señor, no permitas
que jamás me separe de Ti.
Amén.
DESPEDIDA:
Que como
cristianos seamos antídoto que levante en la esperanza aquellos lugares
donde nos desenvolvemos. Con Cristo y por Cristo hemos de hacerlo. En ello
va nuestra salvación.
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