Celebrando la Vidaen el Nuevo Milenio Guiones para la celebración de la Cena del Señor Ciclo "A" Miguel Ángel Osimani EDICIONES BETANIA
|
DOMINGO 8 DE OCTUBRE DE 2023 DOMINGO 27° DURANTE EL AÑO
PREPARACIÓN: Antes de la salida del celebrante
Celebramos el domingo
vigésimo séptimo durante el año, y nos reunimos alrededor de la mesa
del Señor, para ser alimentados por Él, que a pesar de nuestras constantes
infidelidades, nos demuestra a cada instante de nuestras vidas, que no nos
abandona.
AMBIENTACIÓN:
Luego del saludo inicial y antes del acto
penitencial
El Señor, que nos hace
entender su mensaje por medio de parábolas, hoy nos manifiesta su amor
misericordioso, que contrasta con nuestra constante infidelidad. Nos dice
que si nos sentimos abandonados, no es porque Él nos haya dejado, sino
porque somos nosotros los que lo hemos abandonado. Él confía su Reino al
pueblo fiel, pero nos advierte que a su tiempo nos pedirá los frutos que
como nuevo pueblo de Dios debemos producir.
1ª. LECTURA: ((Is
5, 1-7)
(Ver
texto)
Este notable poema
describe toda la historia de las múltiples manifestaciones de la fidelidad
de Dios para con su pueblo y, por otra parte, las infidelidades de Israel.
SALMO RESP.:
(79,
9. 12-16. 19-20)
R.
La viña del Señor
es su pueblo.
2ª. LECTURA:
(Flp
4, 6-9) (Ver
texto)
San Pablo, desde su
situación de prisionero, nos dice que para tener paz es necesario orar con
acción de gracias y suplicar para dar a conocer nuestras peticiones.
EVANGELIO:
(Mt
21, 33-43)
(Ver texto)
Jesús, es una parábola,
nos anuncia que como nuevo pueblo de Dios, deberemos entregar los frutos a
su tiempo.
ORACIÓN DE LOS FIELES:
CELEBRANTE:
Sabiendo que
nuestro Padre del Cielo es infinitamente misericordioso, que siempre nos
escucha, aún a pesar de nuestras infidelidades, dirijámosle nuestra súplica
humilde y confiada.
GUÍA:
A cada una de las
peticiones responderemos orando:
v
Porque queremos, con el
ejemplo del Santo Padre, escuchar la voz de Dios que nos invita a trabajar
en su viña y la voz del pueblo de Dios que espera de nosotros una actitud
más evangélica, te pedimos… v
Porque deseamos
construir, con nuestros obispos y nuestros sacerdotes, una Iglesia diocesana
que de frutos de solidaridad, sobre todo hacia los más necesitados, te
pedimos… v
Para que podamos
construir una patria en la que el fundamento vuelva a ser tu Hijo, y los
valores de nuestra vida y de nuestra sociedad, los de su Evangelio, te
pedimos… v
Para que nuestros
hermanos que sufren, que están solos, que no tienen nada, sientan tu amor
misericordioso y providente por nuestra ayuda concreta, te pedimos… v
Para que nuestra
comunidad, reconociendo el carisma recibido de Dios, no lo entierre sino que
cada cual, dando testimonio de seguimiento y fidelidad, aporte su granito
en la construcción del Reino, te pedimos…
CELEBRANTE:
Padre misericordioso,
atiende bondadosamente lo que con fe te hemos pedido, y concédenos la
gracias de serte siempre fieles, buscando tu Reino por sobre todas las
cosas. Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor.
PRESENTACIÓN DE LAS
OFRENDAS:
Porque realmente
queremos ser siempre fieles a nuestro Padre, y verdaderos constructores de
su Reino de amor, manifestémoslo en un ofrecimiento sincero, junto a estas
ofrendas.
Al término del “Lavatorio de Manos” y cuando el celebrante vuelve al centro
del altar y antes de la oración siguiente, se hace poner de pie a la
asamblea
DIÁLOGO DEL PREFACIO:
Al iniciarse el Prefacio (antes de
"El Señor esté con vosotros")
Con inmenso gozo,
elevemos nuestra acción de gracias a Dios, nuestro Padre, que en su infinita
misericordia nos ha dado a Jesús, su Hijo, único camino a su Reino.
COMUNIÓN:
Hoy hemos escuchado que
el Reino de Dios nos ha sido entregado, como nuevo pueblo de suyo, pero
también se nos ha advertido que Él espera nuestros frutos; y en esa tarea,
Cristo es el alimento que posibilitará que realmente demos esos frutos.
COMUNIÓN ESPIRITUAL:
Al
término de la distribución de la comunión.
Hermanos:
Todos aquellos que no
han podido acercarse a recibir a Jesús Sacramentado, pueden hacer la
Comunión Espiritual rezando la siguiente oración:
Creo Señor mío que estás
realmente presente
en el Santísimo
Sacramento del altar.
Te amo sobre todas las
cosas y deseo
ardientemente recibirte
dentro de mi alma;
pero, no pudiendo
hacerlo ahora sacramentalmente,
ven al menos
espiritualmente a mi corazón.
Y como si te hubiese
recibido, me abrazo
y me uno todo a Ti;
Oh Señor, no permitas
que me separe de Ti.
DESPEDIDA:
Al concluir nuestra
celebración dominical, no olvidemos que cada uno de nosotros, como Iglesia,
como nuevo pueblo de Dios, debemos producir frutos;: es necesario que
nuestra comunidad produzca frutos, que son, ante todo, el amor.
|
|