Celebrando la Vida

en el

Nuevo Milenio

Guiones para la celebración de la Cena del Señor

Ciclo "A"

Miguel Ángel Osimani

EDICIONES BETANIA

 

 

DOMINGO 24 DE SEPTIEMBRE DEL 2023

DOMINGO 25° DURANTE EL AÑO

 

PREPARACIÓN: 

Antes de la salida del celebrante

 

Celebramos hoy el domingo vigésimo quinto durante el año, y porque en verdad creemos en el amor infinito de Dios, y porque queremos que este amor llegue a todos los hombres, nos reunimos todos los domingos a celebrar la Eucaristía. Y por eso respondemos gozosamente a su llamado, a la vocación recibida, y nos realizamos así como hombres, como cristianos y como apóstoles.

 

AMBIENTACIÓN: 

Luego del saludo inicial y antes del acto penitencial

 

El Señor hoy nos llama a entrar en el verdadero camino, ya que nuestros caminos son distintos a los suyos; nuestra manera de juzgar es distinta de la suya; no somos capaces de comprender sus designios, y es así que nos llama a trabajar en su viña, que es el mundo, y que debe ser transformado conforme a su plan, para que éste se convierta y cambie; y esta es la tarea que nos confía, esperando nuestra generosa respuesta.

 

1ª. LECTURA:  (Is 55, 6-9)     (Ver texto)

 

Ya en el Antiguo Testamento vemos la afirmación de la infinita misericordia de Dios, cuya justicia perdona y difiere de la nuestra, que condena.

 

SALMO RESP.:      (144, 2-3. 8-9. 17-18 )    (Ver texto)

 

                    R.     El Señor está cerca de aquéllos que lo invocan.

 

2ª. LECTURA:     (Flp 1, 20c-24.27a)     (Ver texto)

 

Pablo nos dice que el cristiano debe llevar una vida digna del Evangelio de Cristo; debe ser la manifestación de Cristo en su existencia.

 

 

EVANGELIO:    (Mt 20, 1-16a)    (Ver texto)

 

En el santo Evangelio, Jesús nos habla del llamado que Dios nos hace: nos convoca a trabajar según sus divinos planes.

 

ORACIÓN DE LOS FIELES:

 

CELEBRANTE:

 

Y ahora, con toda confianza, presentemos nuestra plegaria al Padre providente, por mediación de su Hijo, que ha venido al mundo a traer la salvación prometida.

 

GUÍA:  A cada una de las peticiones responderemos orando:

 

"SEÑOR, ESCÚCHANOS Y HAZNOS TRABAJADORES DE TU VIÑA"

 

v Señor, al pedirte por tu Iglesia y por el Papa Francisco, para que siempre asumamos por su ejemplo, el que en ella, todos podemos y debemos hacer algo y que todos tenemos un puesto, un carisma, te pedimos…

 

v Señor, al pedirte por nuestros Obispos y nuestros sacerdotes, para que bajo su guía segura trabajemos responsablemente en esta viña del Señor que es nuestra Iglesia diocesana, te pedimos…

 

v Señor, al pedirte por la paz del mundo, para que los gobiernos y los pueblos depongan sus actitudes de odio hacia otros pueblos hermanos y nuestro mundo alcance una paz real y duradera, te pedimos…

 

v Señor, al pedirte por nuestra patria, para que gobernantes y gobernados trabajemos incansablemente por el bien común de todos los que la habitamos, te pedimos…

 

v Señor, al pedirte por nuestra comunidad, para que trabajemos como Iglesia en tu viña, sin rechazar a nadie porque se haya incorporado a última hora, y con la certeza de que nadie puede monopolizar la salvación de Dios, te pedimos…

 

CELEBRANTE:

 

Padre bueno, que nos has mostrado en tu Hijo el camino para alcanzar la plenitud de vida, haz que sigamos su ejemplo de entrega total al servicio de los hermanos, y así comencemos a construir, en este mundo, el Reino de los Cielos. Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor.

 

PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS:

 

En las manos del Padre ponemos ahora la ofrenda de nuestras propias vidas, para responder a su llamado a trabajar comprometidamente en su viña.

 

Al término del “Lavatorio de Manos” y cuando el celebrante vuelve al centro del altar y antes de la oración siguiente, se hace poner de pie a la asamblea

 

DIÁLOGO DEL PREFACIO:

Al iniciarse el Prefacio (antes de "El Señor esté con vosotros")

 

En los signos del pan y del vino, se renueva el misterio de la salvación que esperamos. Hagamos ahora, con fe y alegría, nuestra acción de gracias al Padre, agradeciéndole por llamarnos a trabajar en su viña.

 

COMUNIÓN:

 

Y ahora, Jesús, el Mesías de Dios que viene a salvar a todos los hombres, se nos da como alimento y manjar, que nos anticipa ya, el banquete del Reino de los Cielos.

 

COMUNIÓN ESPIRITUAL:

Al término de la distribución de la comunión.

 

Hermanos:

Todos aquellos que no han podido acercarse a recibir a Jesús Sacramentado, pueden hacer la Comunión Espiritual rezando la siguiente oración:

 

Creo Señor mío que estás realmente presente

en el Santísimo Sacramento del altar.

Te amo sobre todas las cosas y deseo

ardientemente recibirte dentro de mi alma;

pero, no pudiendo hacerlo  ahora sacramentalmente,

ven al menos espiritualmente a mi corazón.

Y como si te hubiese recibido, me abrazo

y me uno todo a Ti;

Oh Señor, no permitas que jamás me separe de Ti.

 

DESPEDIDA:

 

Regresemos a nuestra vida diaria meditando que la viña, el Reino de Dios, necesita nuestro trabajo para cultivarla y nuestro sudor para regarla, y hacer realidad el “venga a nosotros tu reino”. Esta es nuestra tarea.